miércoles, 31 de mayo de 2017

ASTILLAS DE WENCESLAO (Charla 9)

AM 1520 Radio Chascomús – Audición “CAMPO AFUERA”
Micro Nº 9 – 31/05/2017

Antes de salir “campo afuera” pa’ poder tender la vista mirando lejos, dende’l banco chueco en el que estoy sentao, vamos a ver si le arrimamos al fogón de los versos, unas “astillas de Wenceslao”.

“Si nos permite patrón / vamos a hacer unos tiros / pa’ no estar entre suspiros / gastando conversación. / Yo soy pa’l naipe, chambón / y a la taba me’jercito. / Es juego criollo y limpito / que muy poca cencia esije. / Me tiembla, como le dije, / el brazo roto, un poquito.”.
 Esta situación que Varela comienza a relatar en las décimas de “Taba y Baquianos”, se daba no solo en las pulperías y en las reuniones de los días de fiesta, sino también en los fogones de los troperos que llegaban a “la tablada” con arreos de diversos departamentos, o en los que se armaban en los altos de las tropas de carretas, a los que “como distráidos”, solían caer aquellos que al juego lo sabían hacer un modo de vida.
En cierta oportunidad le contó a un periodista que lo entrevistaba: “En torno a los fogones paisanos tuve mi mejor escuela y allí aprendí lo que es la vida, les debo todas mis obras, que son un reflejo de sus propias costumbres y expresiones”; y allí mismo, opinamos nosotros, se hizo baquiano en el manejo del naipe y en saber revolear con criterio el güesito bayo. Allí, en esa escuela de la vida, mamó también los devenires del juego, que eso también forma parte de la campera vida de antaño, y por eso “Guruyense” estampó en un escrito suyo que Wenceslao era “…una enciclopedia viviente sobre el devenir campero.”.
Con la misma naturalidad que en sus versos nos habló de dramas de la vida, de historias trágicas como las de “La Cuenta”, “El Barcino”, “El Chasqui Feliciano” o “El Lazarillo Gaucho”, también nos habló de las cosas de la vida cotidiana de trabajo y sustento, como en “La Yerra”, “La Tropa”, “La Ida del Gaucho”, “Mi Moro”, “Jineteada”, “Mi Rancho” o “Coyunda”, y porque forman parte de la vida sencilla y sentida del campo de ayer, no pudieron estar ausente las cuestiones que entretuvieron la vida rústica de aquellos hombre y aquellos tiempos, y así fue que le cantó con propiedad y conocimiento a “La Carrera”, “Ni Amor Ni Juego”, “En el Partidero”, “Carreras Muy Por Allá”, “Monte y Trampas” y justamente “Taba”, tema del que ya puntualmente nos ocuparemos, porque sí fue devoto del “lazo” para ejercitarse y lucirse en la puerta de un corral, no le hizo asco con “la bayita” en la mano, ni a la peor parada, y por eso supo versear: “…en la taba soy certero y muy cebao a ganar,…”.
En definitiva, puede afirmarse que fue la suya “una literatura de la existencia, de un reflejo de la dura vida que volcó en el papel a través de la poesía, de la narrativa, de los brochazos camperos sin tergiversaciones, de auténtico cuño en la observación y en el manejo del lenguaje con todos los modismos del habla campesina.”, según supo definir con acierto en el diario “El País”, el periodista Nelson Domínguez.

Vamos ahora a cumplir con el deseo del creador de este alero que nos cobija, con los cuartetos de “Taba”:
(El verso se puede leer en el Blog "Antología del Verso Campero")

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