lunes, 5 de septiembre de 2016

LA MAGDALENA - PERSONAJES HISTÓRICOS EN LOS BICENTENARIOS

El hecho de encontrarnos ahora rumbo al segundo de los “Bicentenarios Patrios”, nos hace pensar y reflexionar que, de lo que era en aquellos tiempos “el interior bonaerense”, escasos o muy escasos fueron los representantes de las entonces poblaciones pioneras, que aportaron ‘mentes ilustradas’ para juntas y congresos; en la otra cuestión en la que sí aportaron “gente de pata al piso”, fue en la integración de los bisoños ejércitos que comenzarían las duras y largas luchas de la independencia, poblada la gesta de ‘soldados anónimos’.
Parroquia de Magdealena
Este lugar desde el que estoy escribiendo esta pretensión de nota, la Ciudad de La Plata, era entonces inexistente, y al sitio se lo conocía como “las lomas de la Ensenada”, en virtud que a corta distancia y sobre la costa del Plata, se encontraba la población de dicho nombre, el Fuerte y también el puerto, y podría decirse que todo quedaba inserto dentro de lo que, casi desde los tiempos de Garay, se nominaba “Pago de la Magdalena”, ya para entonces, a más de 220 años de las andanzas de aquel vasco conquistador, “el viejo” Pago de la Magdalena.
Para buscar un orden cronológico, citaremos primero al Presbítero Dr. Manuel Maximiliano Alberti.
Hijo de Doña Juana Agustina Marín y D. Antonio Alberti, había nacido en Buenos Aires el 28/05/1763, habiendo estudiado en el Real Colegio de San Carlos, del que pasó a la Universidad de Córdoba, donde en 1785 se recibe de doctor en Teología, siendo ordenado sacerdote al año siguiente y destinado a la Parroquia de la Concepción de Buenos Aires. Cuatro años después, al quedar vacante el curato de la Magdalena, es designado cura vicario interino para la parroquia de Santa María Magdalena, a la que llega en 09/1790 y permanece un año, renunciando (presumiblemente por problemas de salud, según su biógrafo Guillermo Durán), el 26/10/1791, pero… curiosamente retorna por otro año, desde el 1/03/1793 al 21/02/1794.
Más allá de atender el oficio religioso, se abocó a la reconstrucción y ampliación del templo parroquial.
Frente al actual edificio, alguna vez cavilamos que quizás, durante los sermones dominicales, solapadamente -o no- pudo haber transmitido a sus súbditos los nuevos idearios que se expondrían en los días de mayo.
Justamente al sucederse estos -cuando era párroco de la Iglesia de San Nicolás-, interviene activamente de las reuniones, por cuya actuación finalmente es elegido “vocal” al constituirse la Primera Junta de Gobierno, aclamado por el pueblo que exigía un lugar para él,  siendo el único sacerdote que la integra; continuando en su cargo al conformarse la Junta Grande, pero los fuertes intercambios políticos, las acaloradas discusiones no pintaban la situación color de rosa, y tras arduos debates del día 28/01/1811, fallece tres días más tardes, posiblemente a consecuencia de un síncope cardíaco, siendo el primer miembro del gobierno patrio en fallecer, triste privilegio en el que prontamente lo seguiría Mariano Moreno.
Presbítero Dr. Manuel Maximiliano Alberti
Con este compartió la labor en “La Gazeta”, de la que fue redactor y su primer director.
A su pedido, sus restos fueron sepultados en la Iglesia de San Nicolás, sitio en el que actualmente está emplazado el Obelisco porteño, motivo por el cual se desconoce el destino de los mismos.

 Otro sacerdote con algunos vínculos con “el viejo pago”, es Dámaso Fonseca, quien había nacido en Buenos Aires el 18/12/1763, en el hogar de Doña Micaela Veguío y Don Juan Gómez de Fonseca. Tras los estudios básicos en la “gran aldea”, sus padres lo envían a Córdoba, donde cursa en su Universidad y en 07/1785 egresa -antes de cumplir 23 años-, como Doctor en Teología.
Ya de retorno en su ciudad de nacimiento fue ordenado sacerdote en 8/1788 por el Obispo Azamor y Ramírez, y apenas un año después, el 26/09/1789 asume como “cura y vicario” en la Iglesia de Magdalena, donde cumple un breve interinato, a raíz del cual Andrés Calcagno opinó: “En ese curato apartado de la capital halló el doctor Fonseca ancho campo donde ejercer su celo, edificando a sus feligreses con su conducta y con su constante aplicación al estudio…”.
Ejercía su sacerdocio en la Parroquia de la Concepción, cuando el 21/05/1810 recibe la invitación para participar del Cabildo del día siguiente, en el que vota a favor de constituir una forma de gobierno que reemplace el poder del Virrey, donde “no quede duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad y el mando”.
Decididamente identificado con los nuevos idearios, en representación de la Ciudad de Maldonado, fue nombrado Diputado a la Asamblea de 1813.

Andando el tiempo, el 10/07/1815. El Director Supremo Álvarez Thomas, en atención a la constitución del congreso que se avecinaba, invita a la población a designar “electores” para integrar la Junta que debería elegir los diputados que la representarían en Tucumán. Se procedió entonces a la división del territorio en nueve secciones que debían contar con un mínimo de 5000 habitantes cada una. Fueron: San Nicolás de los Arroyos, Pilar, Arrecifes, Luján, San Isidro, San José de Flores, Magdalena y San Vicente; de todas, solamente Magdalena y Arrecifes tuvieron dos representantes en la Junta, que en este caso fueron el Presbítero Domingo González Gorostizu y el vecino Don León Ortiz de Rozas.
Este sacerdote fue párroco en Santa María de Magdalena desde 1798 hasta el 15/1/1829, siendo el primer sacerdote de larga permanencia en el lugar. Tenía un hermano menor también religioso, Ramón, quien fue su permanente colaborador a partir de 1806.
Don León Ortiz de Rozas
Por su parte, Don León Ortiz de Rozas, destacado y prominente vecino, fue administrador de los bienes de la corona por un espacio de casi diez años, hasta que en 1806 comienza a administrar las propiedades rurales que su esposa Agustina López Osornio heredara de su padre en tierras del “viejo pago”, convirtiéndose en hacendado. Su sobrino Lucio V. Mansilla lo describió y definió: “…bondadoso y paciente (…) La memoria que dejó entre los suyos y todos los que le conocieron fue la de un hombre sin reproches”.
Volviendo a la Junta porteña, González Gorostizu apoyó con su voto, la elección de los Dres. Sola, Zavaleta, Leiva y Gascón, y de los sacerdotes Perdriel, Guerra y Grela; mientras que Ortiz de Rosas votó por los doctores Paso, Gascón, Zavaleta, Maza y Sáenz, el religioso Rodríguez, y el Mayor Gral. Cruz.
Finalmente, los representantes por Buenos Aires en el Congreso de Tucumán, que abrió sus sesiones el 24/03/1816, fueron: los doctores Juan José Paso (fue el Secretario), Pedro Medrano, Esteban Agustín Gascón, Tomas Manuel de Anchorena, y el también sacerdote Antonio Sáenz, a los que hay que sumar a Fray Cayetano J. Rodríguez, que fue el encargado de redactar el acta de la independencia, al mismo tiempo que fue director y redactor del diario de sesiones del benemérito Congreso.
A grandes rasgos y casi ya a 200 años de aquellos sucesos, esta es la reseña del pequeño aporte magdalenense, a las gestas iniciales de la Patria.
La Plata, 30/01/2016

Bibliografía Básica

Calcagno, Andrés – “Apuntaciones Históricas sobre Magdalena”
Carranza Mármol, Ángel G. – “Cartilla Biográfica de los Diputados que Firmaron el Acta de la Independencia”
Citterio, Diego (Lic.) – “Parroquia de Magdalena a Fines del S. XVIII”
Roncoroni, Atilio (Dr.) – “Los Abogados en el Congreso de Tucumán”

(Publicado en la página web de El Tradicional, con fecha 10/08/2016)