domingo, 24 de enero de 2016

SAN MIGUEL DE ESPINEL

Por las huellas de algunas evocaciones ancestrales, esperamos dejar algunos testimonios que puedan resultar de interés general al lector.
Hace ya un tiempo, en distintas notas,  nos hemos referidos a “El Mirador” de Espinel,  a “El Llamador y los Diz”, a “Mis Caballos, una huella y su destino”, entre otras, que si bien pueden tener un tono personalista, intentan hacer aportes sobre historias lugareñas y personajes, que a la distancia, puedan pintar “un pago” y cuestiones de la historia chica, esa que justamente… falta en los libros, por menuda nomás, no por otra cosa.
Vamos entonces con algunos recuerdos referidos a la estanzuela “San Miguel” de Espinel, actualmente tierras que están comprendidas en el partido de Berisso, pero que a fines del siglo 19 correspondían al recién creado partido de La Plata, aunque para el vecindario en general, seguían siendo del “pago de Magdalena”, como veremos más adelante.
Plano aproximado de "San Miguel"
hacia 1900, según una carta
Topográfica y Parcelaria

Dicho establecimiento era propiedad de Demetrio y Julián Espinel, hijos del matrimonio de Doña Feliciana Dadín, natural del la Magdalena, y Don Miguel Espinel, hijo de Tomás Espinel, ambos de origen “canario”, españoles por lo tanto. Dicho matrimonio tuvo un total de 10 hijos, de los cuales los citados al principio, eran el cuarto y el sexto en el orden de nacimientos, ocupando el quinto lugar, Pablo, nacido el 15/01/1855, éste… resultaría ser mi bisabuelo, y esta historia tiene algo ver con él y uno de sus hijos, mi abuelo.
En cuanto a los dueños de “San Miguel”, Julián, estaba casado con Doña Bernardina Balerga, y según tradición oral, antes de poblar dicho campo, habían estado establecidos en el Territorio de La Pampa, de donde -por lo menos uno- habría vuelto por tierra con una tropa de yeguarizos, a poblar en estos pagos. El otro hermano, Demetrio, era de estado civil soltero.
Pablo Espinel, a la edad de 26 años fue incorporado en calidad de “soldado” a la 1ra. Compañía del 1er. Escuadrón del 32 Regimiento de Guardias Nacionales de Caballería, de acuerdo a la Ley de Enrolamiento sancionada por el Congreso Nacional el 5/06/1865 y la Ley de Reclutamiento de 28/09/1872. Reza “la papeleta” oficial: “El Portador de la presente Pablo Espinel cuyas señas van designadas al márgen, se halla alistado en la clase de Soldado con arreglo á la Ley vigente dictada por el Congreso Nacional; y para su resguardo, se le espide este documento, que le será entregado por el Cuerpo, prévia la anotación respectiva. Magdalena Marzo 27 de 1881. – Reseñas: Provincia Bs.As. – Domicilio Ctel 1° - Estado Soltero – Edad 26 años – Color Blanco – Ojos Berdosos – Nariz Aguileña – Boca Regular – Pelo Rubio. Firma: Severo Villa – Registrado bajo el N 640 de Archivo.” (textual del original).
"Papeleta" de incorporación a
Caballería de Guardia Nacional,
de Pablo Espinel

Esta incorporación era obligatoria para todo ciudadano Argentino, desde los 17 años y hasta los 45, para los casados, y hasta los 50 para los solteros. ¿Qué pasó acá…? Lo desconocemos, pero lo cierto es que no mucho después Pablo se casó con Lucía Isaías Gutierrez, y el 1°/12/1882 fueron padres de Mariano Pablo, quien más adelante se desempañaría como resero. El matrimonio alumbró nueve (9) hijos más, el anteúltimo de ellos, Desiderio -nacido el 15/02/1900-, resultaría mi abuelo.
Tempranamente, el 6/03/1908, a la edad de 53 años, fallece Pablo, quedando Isaías con varios hijos menores a cargo. A raíz de esto, sus cuñados Demetrio y Julián la visitan y le sugieren: “-Como tenés varios muchachos chicos para criar, a éste nos lo llevamos nosotros”, y así Desiderio fue a parar a “San Miguel”, a la sazón de 8 años.
Para ubicar al lector, un extremo de “San Miguel” da sobre Ruta Provincial N° 11 (antiguo “camino real”), recorriendo todo el largo de su lateral derecho (si nos ubicamos mirando hacia el Río de la Plata), el Camino a la Balandra. Anecdóticamente agregamos que dicho lugar, es el mismo que nombra el Chango Rodríguez en su muy difundido tema definido como ritmo de “marea”, justamente titulado “La Balandra”, que escribiera en tiempos en que residió en Berisso.
Sobre dicho camino a la Balandra existía por entonces un almacén de campo conocido como “de Barranco”, que los hermanos Espinel mudaron hacia el frente del campo sobre el Camino Real, más o menos equidistante entre la entrada a la estancia y el camino a la Balandra.
Entregaron la atención del mismo a Elías Hortelá, quien estaba casado con una sobrina de los dueños, Loreta.
La construcción primitiva era de madera, del tipo de las llamadas “prefabricadas”, y estaba elevada del piso unos 20 cms., en su desarrollo, además del local comercial, tenía otras tres dependencias habitacionales. A este lugar, como peoncito, fue destinado Desiderio en el año 9.
Según sus recuerdos, el establecimiento no era de ramos generales, sino un almacén de venta de comestibles, con despacho de bebida y mesas, donde los parroquianos tomaban la copa o jugaban a los naipes. Siempre recordó también, los fríos que pasó en ese tiempo, y el desarraigo que sufrió.
Más adelante, por 1935, cuando ya Desiderio no se encontraba allí, el almacén se edificó en material, con una importante construcción, conociéndoselo como “San Pedro”.
De las labores en el almacén pasó ya más crecido, a las tareas del campo, y finalmente al manejo del mismo, hasta que hacia fines de 1923, en la fiesta de la Escuela del Paraje “El Pino” (hoy N° 14 “Manuel Belgrano”), conoció a una moza de esa zona con la que inició una “relación”, pero como se acostumbraba entonces: había que formalizar. Así las cosas, un día ensilló, y con una tropillita de seis caballos por delante, se apersonó en “Santa Ana”, vecindades del pueblo de Bmé. Bavio, a Don Epifanio Rufino Cepeda, padre de la moza llamada Ana Isabel.
(En otro momento nos referiremos a dicho campo, cuando el apellido de sus dueños era Ponce de León y Cepeda).
Con un trato un tanto distante y seco, dicho padre sentenció que si las intenciones eran buenas, sería recibido los días jueves de tal hora a tal otra, y en un plazo de seis meses tenía que formalizar el matrimonio.
Y así ocurrió. El 2/06/1924, en la capilla anexa a la Catedral Platense (Avda. 53 e/13 y 14), formalizaron ante Dios lo que ya habían refrendado en los papeles del civil. Cumplido estos trámites, a familiares y amigos se participó de lo ocurrido (Ver ilustración con sobre y tarjeta), y lo curioso es que en el remitente impreso en el sobre se lee: “Estcia. San Miguel – B. Bavio – F.C.S.”, cuando en realidad el aludido campo estaba dentro del partido de La Plata que ya llevaba 42 años de creado, pero parece que la gente del común… lo ignoraba.
Sobre y tarjeta de participación del casamiento

No mucho después, el joven matrimonio se mudaría a la zona comprendida entre Arroyo Zapata y Paraje El Pino, donde desarrollarían su vida hasta 1974.
Muy vecino a “San Miguel”, era el establecimiento “El Carmen del Pescado”, propiedad de don Bartolomé Danerí, quien lo había adquirido hacia 1892 al Berisso, que diera su apellido, a partir de sus saladeros, a esa nueva población. A dicho campo nos hemos referido en la nota “Mis Caballos, Una Huella, y Su Destino”, aparecida en El Tradicional N° 107.
Como dato pintoresco podemos agregar que a la muerte de Julián, su hermano Demetrio desposó a la viuda y cuñada, no existiendo hijos de ninguno de los dos matrimonios.
Dos acotaciones antes de cerrar esta evocación. La primera, que en el libro “Berisso, un reflejo de la evolución Argentina” (1972), su autora, Lía E. M. Sanucci, dice al respecto: “La única que se mantiene, por extensión y actividades, es la estancia “San Miguel” sobre Ruta 11 y camino a La Balandra. Fue de los Espinel y hoy, de uno de sus herederos, el señor Lewis, quien mantiene la vieja casona de sus primitivos dueños, los que en los días serenos, desde sus corredores podían ver los lentos barcos que llegaban a la costa”. (Personalmente, pongo en duda esta última acotación).
La segunda, que parece ser que la idea fundacional del lugar, fue constituir sobre la parte del campo lindante con el Plata, una colonia con pobladores españoles, proyecto que no se consolidó. Sí ha quedado, sobre unos de los arroyuelos que desagua al gran estuario, el reconocimiento del mismo como “Arroyo Espinel”, en la topografía lugareña.
Un recuerdo del ayer cercano, que espero pueda haber sido de interés de los lectores de El Tradicional.
Almacén "San Pedro" (Ca. 1960/70)
Foto de Carlos Moncaut

La Plata, 22/06/2015

(Publicado en Revista El Tradicional digital N° 136) 

LITERATURA GAUCHESCA

Cuando hablamos de literatura gauchesca (o “la gauchesca”, según se quiera), los que estamos en el tema, sabemos que anda “vivita y coleando”, pero también sabemos que su vida discurre por huellas paralelas a la de la cultura oficial, o a la que transcurre por los aconteceres de las grandes editoriales y las importantes librerías.
En los distintos niveles educativos, poco se enseña sobre literatura gauchesca… diríamos que casi se la desconoce… o se la ignora, a lo sumo un repaso de los clásicos de los clásicos: Hidalgo, Del Campo, Ascasubi, Hernández, Güiraldes…
Hoy por hoy hay una sola editorial preocupada por el tema: Letemendía. Todo lo que los muchos cultores abordan al respecto, es por emprendimientos personales o “autoedición” como suele definirse, en un 85 o 90%.
A raíz de dicha situación es que a falta de mejores maestros o ejemplos, cada vez que nos invitan abordamos charlas sobre el particular.
Y así fue que en un momento dado llegó la propuesta: “¿Por qué no hacés un taller sobre poesía gauchesca”, y aunque personalmente -por antiguo, quizás- “taller” me remite a mameluco azul engrasado y auto roto, acepté el desafío, y durante tres sábados de julio del año pasado, en Cañuelas, en un cómodo salón de la Biblioteca Popular “Sarmiento”, con la organización de Carlos Gallardo a través de su audición “Fogoneando” de AM 1560 Radio Antena, de Lobos, nos estuvimos reuniendo con un puñado (escribí “un puñado” no “un montón”), de interesados en conocer los pormenores que hacen a la historia del la poesía gauchesca, sus formas estróficas, las métricas y las rimas, con la intención de aportar ayudas que los hagan mejorar en su escritura, sobre todo, porque los temas de rimas y métricas son fundamentales para quienes desean participar en certámenes poéticos del género. Y como he estado vinculado a los mismos desde 1980, ya sea en condición de participante, organizador, coordinador y/o jurado, tenía la experiencia de como muchas veces, por pequeños -insignificantes, problemas si se quiere- queda descartado un tema, hice entonces hincapié en esas tres reuniones, en cómo pulir esas cuestiones y por ende, optimizar la producción poética.
Interesantes poetas como Luis Balbo y Néstor Enzo Mori, buenas promesas como Susana Gutiérrez Calderón,  y también la poeta y narradora infantil Chola Rizzi, sin olvidarme del Director de la biblioteca, Juan Manuel Rizzi, que se “prendió” con mucho interés y criterio, fueron quienes, entre otros, me ayudaron a hacer gratas las reuniones en las que por supuesto no faltó el mate, y en las que hablaba y ejemplificaba en un pizarrón, por espacio de dos horas en cada reunión.
Bibl. Popular Sarmiento, Cañuelas - 2013 -
Entrega de certificados de asistencia
        
Ahora acabo de repetir la experiencia, nuevamente en un salón de la Biblioteca Popular Sarmiento”, pero esta vez de Chascomús, con organización de la directiva de esa institución, y en la ocasión el “puñado” ya se transformó en “dos puñados”, y aunque en vez de tres reuniones hicimos dos, estas fueron de casi 3 horas cada una.
Hay interés, la gente tiene interés en escribir versos gauchos o en mejorar los que ya hace, perfeccionarlos; solo falta que se les dé las posibilidades.
Si esto se hiciera metódicamente, ¡qué bien le haría a nuestras letras gauchas!, porque ¡cuánta falta nos hace revalorizar esta expresión!, decir poético que nos ha dado la identidad de un género único en esta América del Sur, donde lo compartimos con los uruguayos, como que constituimos una misma identidad cultural de raíz gaucha. Se ha dicho que la gauchesca ha sido la “gran creación literaria del S. XIX”, si hasta Borges -poco gaucho él-, sentenció: “La poesía gauchesca es uno de los acontecimientos más singulares que la historia de la literatura registra”.
Siempre sostuve que en la provincia de Buenos Aires (y esto mismo puede estar sucediendo en otras), en cualquier pequeña población o paraje, hay una persona que “borronea” pensamientos con formas de rimas, solo falta a veces, ayudarla a ganar roce, y éste muchas veces (o la más de las veces), se obtiene compartiendo con otros hacedores de versos. Nunca es bueno mascullar solo para si lo que se escribe; esto hay que compartirlo y estar predispuesto a escuchar opiniones, que si estas son bien intencionadas, siempre se crece.
En Chascomús supieron acompañarme los payadores lugareños Juan de Oar, Ulises Muguerza y Horacio Otero; curiosos de nuestras cosas como Roberto de la Canal, el Sr. Espinosa, Germán Sallenave, Tito Muguerza, las docentes Inés Otero, María Delli Quadri, Teresita Saint Esteban, Erica Eguía y María Brambilla, y por suerte varios más.
Al finalizar, tanto en Cañuelas como en Chascomús, la pregunta fue: ¿Carlos, el sábado que viene, de que hablamos…?, como transmitiéndome con sincero afecto, que se quedaban con ganas de más.
Plausible la activa labor de la presidente Hildara Gómez, del vicepresidente Pedro Mauregui Larranda, y de la también directiva Tona de Otazúa.
Bibl. Popular Sarmiento, Chascomús (30-8-2014)
En el medio de estas experiencias, en la sede de la Dirección Municipal del Tradicionalismo platense, también nos estuvimos reuniendo para tratar asuntos poéticos, junto al Prof. Daniel Marcial, quien desgranaba lo suyo en cómo hacer para tocar o mejorar la ejecución la guitarra; y allí estaban jueves a jueves, Mónica Pastor, Julio Mariano, Félix Villarreal y Señora, Guillermo Millán, Sergio Montenegro, Gustavo Madril, Carlos Ortiz, Daniel Líneas…
La identidad al género se la dio el lenguaje “al modo gaucho”, por eso que el estudioso Lázaro Flury, dijo: “El lenguaje gauchesco amalgamó en sus versos el aliento de la tierra, con esa sencillez casi primitiva y ruda como sus propios protagonistas, pero embebido siempre por ese pensamiento noble y altruista tan peculiar en el hombre de la tierra -y agrega- el lenguaje define al pueblo criollo, con su acendrado amor a la libertad y su aversión a la esclavitud y la injusticia.”
Toda la vida (por así decir exagerando el tono), me la he pasado tratando de transmitir mis escasos conocimientos de autodidacta, intentando hacerles ganar tiempo a los que quieren escribir versos; muchas veces la cocina o el comedor de mi casa han sido testigos de estas -para mi- apasionantes “conversas” frente a un interlocutor que se ha acercado a preguntar, salvo que ahora, sin querer ampliamos el espectro dándole forma “de taller” (¿estará bien dicho así…).
Veremos como sigue la historia.

La Plata, 12 de septiembre de 2014
(Publicado en revista El Federal/El Tradicional N° 472)

viernes, 1 de enero de 2016

BIENVENIDO 16!!

Como el 16 se viene
con ímpetus de año nuevo
las esperanzas renuevo
que así la fe se sostiene.
Que’l último cuete suene
y que’ntre’l año a tayar
que hay sueños por concretar
y otros nuevos por nacer…
¡16, hacete ver…no nos vayas a fayar…!

                                             (31/12/2015)