sábado, 7 de noviembre de 2015

CANTO EN AZUL Y BLANCO - Otro Aniversario

Quisieron las circunstancias de la vida, casi como si recibiera un bautismo gaucho que le definiera un rumbo, que “Canto en Azul y Blanco” naciera al aire de la radiodifusión argentina, justamente un 10 de Noviembre, o sea, un Día de la Tradición.
Mucha agua ha pasado bajo el puente de la vida desde aquel día a hoy; muchos paisanos vinieron a acunar sus sueños bajo su alero gaucho; muchas fiestas nacieron a su amparo y también muchos cantores criollos soltaron sus primeros trinos queriendo llegar al gran público, desde sus mágicos micrófonos; tampoco faltaron los poetas que trajeron sus versos para compartir, ni aquellos que se acercaron para manifestar una necesidad, a veces personal, otras de una institución, ¿y qué no decir de los payadores…? si siempre han sido una debilidad para su conductor, y todos los días del año les ha prestado los micrófonos para que su canto antiguo se mantenga perenne en el fogón imaginario de su imaginaria matera siempre embanderada de “azul y blanco”.
Nacieron en esta mesa beneficios que se encausaron a través del movimiento de la gauchería, ya sea para dotar a esta misma casa de la emisora de FM, como para realizar ampliaciones en el Hospital de Niños, o adquirirle tecnología para optimizar sus servicios, y valgan estos dos como ejemplo de un espectro muy amplio.
¿Quién no pasó por “Canto en Azul y Blanco”? Si acá siempre hubo un espacio para el que anda buscando un trabajo, como para aquel atormentado al que los amigos de lo ajeno le han hecho faltar algún caballo.
Acá estuvo la escuela rural que anda necesitando una mano, o ese jinete que necesita una cuarta porque el golpe aquel en la fiesta pasada fue más que golpe y está quebrado. Por acá anduvo el que quiere denunciar algún maltrato a la madre naturaleza, como ese profesional médico, odontólogo, ingeniero o veterinario, con vocación de servicio, que contó con sus micrófonos siempre abiertos para brindar la útil información de su ciencia.
A poco de nacida la audición, acá también le surgió a su creador la idea de complementar el espacio con un publicación gráfica, y nació entonces por 1985 “Pa’l Gauchaje – Revista mensual de temática costumbrista”, que a su manera… también marcó época; y unos años después (1989), fruto de su empuje también, aparecía un pequeño compendió de versos criollos titulado  “Antología de Versos Camperos”. Y a su turno sería el momento de la grabadora “Orejano Producciones”.
No hay forma de decirlo o evocarlo todo, porque en esta frecuencia diaria de “lunes a lunes”, cuando al tiempo transcurrido se lo estiva por lustros porque así ocupa menos espacio, en el estar inaugurando la jornada de LR 11 con una payada, ni los temporales de lluvia y granizo, ni los bancos de niebla, ni los inconvenientes mecánicos han sido barrera que no franquease el tesón de quien tenía que estar transmitiendo los quehaceres y devenires del movimiento tradicionalista.
¿Cuántos somos lo que le debemos a “Canto en Azul y Blanco” algo de lo que somos? UN MONTÓN. Sería bueno tener memoria y cada tanto recordarlo.
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“Canto en Azul y Blanco”, permitime te trate con confianza y te diga que supe de vos desde antes de tu nacimiento, anduve en tus pininos primeros y sigo estando ahora cuando ya las canas me han puesto barcino el hocico. ¿Sabés una cosa? Vamos a darle algunos de tus méritos, a ese “barba” que todos los días te presta la voz… a Oscar Lanusse, quiero decir, ese que capatacea tus horas y nos amadrina a todos.
¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!
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La Plata, 07 / 11 / 2015
(Texto leído en la propia audición al momento de festejarse el nuevo aniversario. LR11 Radio Universidad Nacional de La Plata AM 1390, en Plaza Rocha, 7 y 60) 

sábado, 31 de octubre de 2015

JOSÉ ALAIZ

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 76 – 22/09/2012
Dedicado a Héctor Del Valle
Con su licencia, paisano!
Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

Hoy vamos a hablar de uno de esos buenos poetas, de los que poco se conoce y sabe, y nos basamos para éste informe, en los datos que nos facilitara el amigo y poeta Hugo Juan De Cos; que los méritos hay que adjudicarlos a quien corresponde.
JOSÉ ALAIZ “El Dorreguero”. Nació en 1914, en Coronel Dorrego, en el hogar de un matrimonio español allí establecido al despuntar el Siglo XX, siendo el segundo entre seis (6) hermanos, cursando estudios primarios en la Escuela Nº 7 de aquellos pagos, que no terminó, para acompañar a su padre en las tareas de pocero y otras que cuadraran.
Con la práctica y la observación aprende de todo un poco, siendo alambrador, peón, y hasta resero cuando se ofreció ese trabajo.
Si bien no sabemos cuando comenzó a despuntar versos, debe haber sido por la adolescencia, como que se han encontrado en viejas revistas “Canta Claro” y “El Alma Que Canta” de 1932, algunos compuestos suyos. Tenía entonces 18 años.
Castello Luro que lo conoció y trató, dijo de Alaiz y sus poesías: “La vena poética aflora sin rebuscamientos, podría decirse sin proponérselo, en forma natural, transparente, sin figuras complicadas ni retruécanos innecesarios. Pero la conformación paisana está siempre presente: tanto en el lenguaje como en la intención”.
Si bien llega a la publicación siendo hombre hecho, publicó bastante y bien. Su primer título fue “Desensillando” en 1966; en el 69 dio a conocer “Con Todo el Rollo”. “Sur Adentro”, su tercer libro, apareció en 1983, y cierra en el ’84 con “Desde Dorrego”.
José Alaiz fue un hombre de perfil muy bajo, tímido diríamos, que en las reuniones de la Fiesta de las Llanuras, se acercaba a ver, tratando de pasar inadvertido, más allá de haber estado vinculado a la Peña Nativista desde el principio, desde su creación.
Nos ha contado De Cos, que el poeta no escribía sus versos, los componía en su cabeza y luego se los dictaba a sus hermanas, o al propio De Cos, con quien mantuvo fluida relación. Nos ha dicho éste, que llegó a tener 50 versos, solamente en la memoria, sin llevarlos al registro escrito.
También nos recuerda que era habitual ver a este poeta, modesto y sencillo, transitar las calles de su ciudad, con paso ágil y rápido, bien requintado su sombrero, lo que lo hacía reconocible desde lejos.

El jueves 28 de septiembre de 1995, falleció en Coronel Dorrego a los 80 años de edad.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

PALACIO SAN JOSÉ, en Entre Ríos

Vista aérea - Del libro de Luis A. Cerrudo

Con el afán de conocer cosas que nos enriquezcan el espíritu, en septiembre de 2013, en un viaje familiar llegamos al legendario palacio que mandara construir Don Justo José de Urquiza, y que representa en sí, todo un símbolo de una época y una Argentina incipiente, y que para “el caudillo” era fundamental: “su casa debía impactar, sugerir a todos que allí residía la concentración del poder”. (Toller – Londero, Clarín).
La construcción se encuentra sobre la Ruta Provincial 39 (desvío al norte 3 km por acceso Dubini, según rezan las gacetillas), en Caseros, Dpto. de Uruguay, provincia de Entre Ríos, a unos 30/35 km de la ciudad de Concepción del Uruguay y en vecindades del río Gualeguaychú, enmarcada en un parque de 40 hectáreas,
Originalmente, en 1848 cuando los inicios de la construcción (que sería la casa particular y casco del establecimiento agrícola-ganadero), la estancia contaba con 78000 hectáreas, y es menester ubicarse en tiempo y espacio para razonar que esa monumental edificación para la época, se levantó en medio del monte cerrado y con muy escasa vías de comunicación. Toda una demostración de empeño y tenacidad.
Planta del complejo edilicio
Trazó los planos y ejerció la dirección de obra en los comienzos -desde los cimientos, como quien dice-,  el constructor Jacinto Dellepiane, que abordó la primera etapa, o sea el cuerpo de la casa familiar; la segunda etapa corrió a cargo del arquitecto italiano Pedro Fossati, quien en primera instancia había estado encargado del diseño y construcción de la capilla.
A diez años de iniciada la construcción del Palacio, Urquiza “…lo inauguró con fasto y orgullo en 1858” (Luis Nuñez – Rev. La Nación).
La primera construcción, cuyo frente -coronado por dos miradores- da al este, hacia el camino que comunica con Concepción del Uruguay, y se compone de siete (7) grandes arcadas, se desarrolla en torno del llamado “Patio de Honor”, al que dan quince (15) de las diecinueve (19) habitaciones que la componen, las que a su vez se comunican todas internamente, y este cuerpo, que puede ser llamado el principal, corresponde a la vida de la familia.
El segundo cuerpo, que se desarrolla en torno del llamado “Patio del Parral” y se compone de diecinueve (19) habitaciones, está destinado al personal de servicio, despensa, cocina, habitación para la máquina productora de gas de carburo que iluminaba la casa; letrinas, y la sala dedicada a la administración de la estancia.
Los muros del primer cuerpo se construyeron con grandes ladrillos asentados en barro,
en cambio para la mampostería del segundo cuerpo se utilizó la cal. En los lados del patio de este cuerpo se desarrolla el rico enrejado que sostiene el parral que da nombre al sitio; dicho trabajo de herrería, al igual que las pajareras del Parque Exótico (al frente del Palacio) fueron obra del herrero Tomás Benvenuto.
En los jardines de la parte posterior (por donde actualmente se inicia el recorrido de la casa), sobre el costado norte se encuentra la Capilla u Oratorio de San José, para la cual Urquiza, en 1851, obtuvo una licencia del Vaticano; su edificación comenzó en 1857 y en marzo de 1859 fue bendecida por Monseñor Marini. Su planta es de forma octogonal y las pinturas murales de las paredes y la bóveda central, son obra del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes. La obra edilicia lleva el sello de Pedro Fossati.
Sala de Recepción - del libro de Luis A. Cerrudo 
No podemos pasar por alto que en la parte inferior del altar mayor, el ojo avispado, puede reconocer fácilmente varios símbolos masónicos, y esto no es de extrañar, ya que Don Justo se había incorporado en 1847 en Concepción del Uruguay, a la Logia Jorge Washington, “orientada a favor de los movimientos independentistas americanos” (Hugo Bauzá – ADN Cultura). Del mismo modo, en el frente del Palacio, sobre la galería de las siete arcadas, se desarrolla un friso (cuyo autor se ignora), el que según el investigador Héctor Ciocchini, constituye “un discurso susceptible de ser leído como un jeroglífico…”, con un mensaje íntimamente vinculado con la masonería y la concepción de la política y el Estado, tal lo entendía Urquiza.
Entrada posterior - Del libro de L. A. Cerrudo
Culminando la fastuosa empresa edilicia, manteniendo un eje central con las edificaciones, a relativa distancia del Patio Posterior que flanquean las cocheras y la Capilla, se construyó un lago artificial de 180 x 120 metros con 5 de profundidad, con un paredón de 80 cms. de ancho que lo circundaba dando consistencia a sus lados, y que tenía dos muelles, contaba con un sistema de bombeo que extraía agua de una laguna vecina, que por medio de cañerías subterráneas se volcaba al lago para mantener un nivel acorde, que permitiera al pequeño barco a vapor llamado San Cipriano, navegar paseando a los visitantes del Palacio.
Al lugar se lo conocía como Parque del Lago, y es actualmente, único sitio del complejo, que no se encuentra restaurado.
En esta casa vivió el primer presidente constitucional de los argentinos durante dos décadas, hasta su asesinato el 11/04/1870, en su dormitorio, mientras que al mismo tiempo, en Concordia, eran muertos dos hijos, los coroneles Carmelo y Waldino.
Urquiza fue velado en Concepción del Uruguay, en la casa de su hija Ana, casada con Benjamín Victorica.
Viene a cuento mencionar que por Ley 12261 del 30/08/1935 se lo declaró Monumento Histórico Nacional, ordenándose en dicho acto la creación del Museo que hoy existe, y que fuera inaugurado el 13/08/1936.
Patio Posterior
Mucho habría para hablar, de su sistema de agua corriente, de las técnicas utilizadas para pintar frisos y columnas, de su cocina octogonal, del jardín exótico y del francés, de las pajareras y del palomar, de los muebles, de las pinturas de Blanes, etc. etc., pero por hoy acá cortamos.
A lo que vieron nuestros ojos y lo que oímos de boca del guía, hemos sumado las lecturas de “El día que fue muerto Urquiza”, por González Arrili en La Prensa (4/1970); “La mansión del patriarca”, por Luis Nuñez en Revista La Nación (9/08/1993); “Polémica por un Monumento Histórico”, por Verónica Toller y Oscar Londero en Clarín (11/10/2000); “El Asesinato de Urquiza”, por Araceli Bellota en El Federal (21/04/2005); “El Palacio San José” de Luis Á. Cerrudo (11/2010); “Los mensajes ocultos del Palacio San José”, por Hugo Bauzá en ADN Cultura (21/12/2012), y “El Palacio San José”, en Argentina, de Editorial Abril.
Para quienes se interesen en conocerlo puede comunicarse al TE (03442) 43-2620 o a palaciosanjose@infovia.com.ar, o bien escribien a CC 14 (CP. 3260) Concepción del Uruguay.
La denominación oficial es: Palacio San José – Museo y Monumento Histórico Nacional “Justo José de Urquiza”.
Realmente, un lugar para conocer y disfrutar.
Los primos Aldo Castagnasso y Carlos Raúl Risso,
en la entrada principal, en visita al Palacio el 28/09/2013 

La Plata, 1º de Febrero de 2014
(Publicado en Revista "De Mis Pagos" -digital- N° 50) 

lunes, 21 de septiembre de 2015

JUAN JOSÉ MARÍN

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 51 – 31/03/2012

Con su licencia, paisano!
        Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

JUAN JOSÉ MARÍN – Nació hace 120 años, el 28/03/1892, probablemente en Mercedes, Provincia de Buenos Aires, donde transcurrió su vida.
Realizó estudios hasta graduarse en la Escuela Normal en 1909, continuando estudios universitarios hasta recibirse de arquitecto.
Ejerció la docencia desde temprano, como que en 1913, a los 21 años, ingresó al Colegio Nacional “Florentino Ameghino” de su ciudad, en el que luego, y por espacio de casi 30 años, entre 1922 y 1951, ejerció el cargo de Vicerrector.
Hombre activo y múltiple, más allá de la docencia incursionó en la poesía, la pintura, la labor social, la escultura, el teatro, el dibujo y la política, su otra pasión.
Como escultor hay que destacar que la estatua ecuestre de San Martín erigida en la plaza de su ciudad, es una creación suya, quizás, la más notable.
En este arte tuvo como maestros a Correa Morales y Torcuato Tasso, y obras de su creación, como los bustos de Dorrego, Ameghino y Monseñor De Andrea, e/o, están repartidas por Mercedes, Navarro y Zárate.
Cuando el centenario de su natalicio, en 1992, en los homenajes que se le tributaron se dijo que “era esencialmente un artista, en la acepción genética de la palabra, si por arte entendemos toda manifestación de la actividad humana en el orden de los sentimientos y la imaginación, como la poesía, la música, la pintura y la arquitectura, todas desarrolladas en el correr de sus años, poniendo en cada caso lo mejor de si”.
Quienes lo conocieron y trataron afirman que “indudablemente su predilección fue la poesía”. En este aspecto su único libro se titula “Pancho Almada y otros poemas”, el que apareció como obra póstuma en 03/1968, editado por sus amigos. En él se verifican dos claros estilos: uno, donde aborda el tono criollo, casi siempre en forma romanceada, con grafía fonética y en muy acertado trazo; el otro, cuando toca temas pueblerinos, con claras pinceladas costumbristas y en lenguaje más pulido.
No podemos obviar en este informe que fue un hombre del radicalismo de entonces, llegando a ocupar la Intendencia Municipal por el voto popular, entre los años 1963 a 1966.

Falleció el 16/07/1967, manteniéndose presente en la memoria de sus compoblanos.

viernes, 11 de septiembre de 2015

ACEVEDO DÍAZ y MOLINA MASSEY

Acevedo Díaz (h) y Molina Massey son dos hombres de la provincia de Buenos Aires nacidos en “Pagos” vecinos, que vivieron un mismo tiempo y con vidas de similar extensión, que abrazaron iguales estudios, y que desde “su” espacio en la literatura se abocaron a enaltecer el gaucho. Solo los separó el opuesto punta de vista respecto del aborigen.
También comparten la circunstancia que son escasos los datos biográficos sobre sus vidas, dejando que sea su obra la que hable de ellos. No obstante, encararemos este desafío de recordarlos.

EDUARDO ACEVEDO DÍAZ (h.)

Hace 130 años, nació en Dolores, el 18/03/1882, siendo hijo de Concepción Cuevas y Eduardo Acevedo Díaz, periodista y escritor uruguayo, emigrado entonces por cuestiones políticas.
Los Acevedo, arrastraban una tradición de antiguo linaje, con mayores que fueron magistrados de las Reales Audiencias de Charcas y Lima, entre otras funciones.

Sabemos que nuestro biografiado realizó estudios hasta graduarse de abogado, habiendo ejercido la docencia universitaria, y escrito textos de geografía utilizados en los programas de secundario.
Es indudable que heredó de su progenitor el mismo amor por las letras costumbristas que llevaron a aquel, a conocer el halago con obras como “Soledad”, “El Combate de la tapera” e “Ismael”.
Su primer libro fue “Los Nuestros”, un estudio de crítica literaria, histórica y sociológica.
Próximo a los 50 años publica “Ramón Hazaña – novela de la pampa argentina”, un análisis de carácter social a través del personaje central, que recibió el Primer Premio Municipal de Literatura en la selección de 1932.
El autor ubica la trama en lo que bien podríamos denominar “estancia moderna”, o sea, aquella delimitada por alambrados, y en la cual el patrón va perdiendo el antiguo y proverbial estilo criollo, en aras de la defensa de sus intereses económicos, y obligado un poco también, por los vientos progresistas que alentaban los años 80.
A ésta le sigue una obra titulada “Argentina te llamas”, como la anterior un estudio social del país, al cual refleja con defectos y virtudes mediante la narración de la vida de una hija de inmigrantes, de nombre “Argentina”. Podemos decir que mediante un trabajo simbólico intenta trazar un perfil psicológico del país, complementario de su anterior trabajo. Éste fue originariamente publicado en el diario La Nación -del cual era colaborador-, en forma de folletín en el año 1934.
Hacia 1939 aparece, en nuestra opinión,  su obra cumbre, “Cancha Larga”, la que sin dejar de tener el trasfondo de un estudio social, es un completo y detallado encuadre de la vida del hombre de la campaña, desde el ayer lejano del campo sin obstáculos, hasta el más cercano afianzamiento de la estancia de menor extensión, alambrada y apotrerada.
Acevedo Díaz (h.) encarna este proceso evolutivo y de transformación mediante un personaje bautizado “Mauro Gómez”, a través del cual revive con total naturalidad, todas y cada una de las costumbres, usos y trabajos de la campaña porteña, en las tres últimas décadas del siglo 19 y las cuatro primeras del 20. Se vive con el personaje, el exilio voluntario (dentro de su propia tierra) del gaucho-gaucho ante el avance tangible del progreso.
La introducción de la primera edición dice: “El autor prosigue en esta novela su empeño de reconstruir, a través de los hechos de los personajes fuertemente creadores del ambiente social, la historia interna de la vida argentina”.
Asimismo Avelino Herrera Mayor opinó en aquel año 39: “Cancha Larga está destinada a asegurar, definitivamente, el nombre del autor como el más auténtico descriptor moderno de la pampa. Y también como su novelador más fuerte y original”.
Esta obra recibió el Primer Premio Nacional de Literatura de 1942.
Entre otras cosas fue Presidente de la Comisión Nacional de Museos y  de Monumentos y Lugares Históricos, para la cual pronunció conferencias históricas, como por ejemplo en 1948, “El Paso de Los Andes a través de Cuatro Cordilleras”, llevada a libro ese mismo año.
Otras obras suyas son: “Eternidad” y “El no ser de Hamlet”.
Acevedo Díaz (h.), quien estuvo casado con María Luisa Fuster, unión que alumbrara cuatro hijos: Eduardo, María Luisa, Marcel y Dora, falleció a la edad de 77 años, el 1º/11/1959 en la Ciudad de Buenos Aires, recibiendo sepultura en el Cementerio de la Recoleta.

Una anécdota
Corría 1966, cuando un día de septiembre acompañé a mi padre a inmediaciones de la Estación de Trenes de La Plata, y allí, en un kiosco de 44 y 1, entre diarios y revistas se exhibía un libro que nos atrajo por su gaucha portada: un paisano a la usanza de chiripá, sobre un moro al galope tendido revoleando las ñanduceras, aprontando el tiro. Mi padre me lo regaló. No sabíamos quien era el autor, sí que Marenco había hecho esa ilustración.
La lectura de ese libro -que era “Cancha Larga”-, me “abrió” la cabeza. Me enamoré de él. Sobre todo de un pasaje en el que personaje es mayoral de galera.
Leí la obra más de una vez, y como ya entonces me entreveraba en la escritura de versos, en 05/1972 compuse un temas que titulé “Galera de Mauro Gómez”; el mismo lo tomó un cantor de la Vieja Ensenada de Barragán, Gabriel Fernández, quien lo musicalizó por milonga y fue así uno de mis primeros versos que anduvo por los fogones. Hace poco Gabriel nos ha dejado, pero el verso sigue vivo en la voz de su hija, Gabriela, cantora como pocas, que lo mantiene en su repertorio.
¡Gracias Gabriel!

CARLOS MOLINA MASSEY

Hijo de Filomena Massey y Saturnino Molina, nació hace 127 años, el 30/10/1884, en Las Flores, descendiente por su padre, de familia de estancieros que también arrastra antiguo linaje en estas tierras.
Se graduó de abogado en la Facultad de Derecho de Buenos Aires, y ejerció la docencia en Tucumán, donde hacia 1922, se desempeñaba como Director del Departamento Provincial del Trabajo.
Pero lo que nos interesa es su vena literaria, y a ella nos remitimos.
Comenta él mismo, que sus inicios, sus composiciones de adolescente (principios del siglo 20), son bien acogidas y publicadas por la Revista “Caras y Caretas”, siendo estimulado por su director José Álvarez (Fray Mocho), para escribir cuentos gauchos; cuentos que indudablemente le inspiraron su contacto directo, su conocimiento y observación del ámbito rural en los primeros años de su vida. Al respecto, en la presentación de una de sus obras en el año 1924, dice Ricardo Del Campo: “…que porque fue también centauro de heredades solariegas en su aún no lejana adolescencia, pudo extraer de fuentes naturales tan lozano raudal de inspiración”.
Pero Molina Massey no dedica su esfuerzo únicamente a la prosa, ya que incursiona con acierto en la poesía, esa poesía gaucha que hacia fines del siglo 19 e inicios del pasado, según su propia definición “…andaba solo en boca de payadores, repudiada por el ambiente culto del país, al que corrompían y feminizaban las corrientes turbias, malsanas, del espíritu europeo, presentado como superación de belleza por los astutos imperialismos invasores para frenar nuestra hombría nativa.”.
Es indudable que en la literatura costumbrista no se puede dejar volar la fantasía más allá de los planos de la realidad, debiendo desarrollarse los planteos y situaciones, en un contorno de paisajes, usos, modismos y costumbres, que resistan el análisis más enjundioso, y que transmitan un clima de credibilidad palpable; para ello se requiere de una suma de conocimientos, de los que hace gala Molina Massey, compendiando la flora, la fauna, los distintos tipos humanos, las tareas rurales, la variedad de giros y expresiones propias de la campaña, en una labor literaria que enaltece lo estrictamente tradicional.
Define orgullosamente al gaucho como fruto de la unión entre el espíritu adorador “…de la madre india y el espíritu rebelde del conquistador y el emigrado que daban la espalda a su civilización materna para venir a respirar aires de libertad y masculinidad en los campos vírgenes de nuestro continente.”, y opina de la mujer gaucha diciendo “que es la raíz viva de la nueva raza indoamericana” y escribe, tratando de reflejar el espíritu de esa estirpe gaucha (la de sus mayores), a la que sabe incomprendida por un aluvión inmigratorio capaz de someter nuestra propia cultura.
Pero hay algo más que se destaca en forma elocuente en su obra, y es el tratamiento en los diálogos y en la construcción de los versos, del habla de la gente de la campaña, sin falsas voces o expresiones contrahechas.
Queda por acotar que como americanista buscó la unión de los pueblos del continente
creando la Federación Indoamericana, y que en el campo de la filosofía (su otra pasión), fundó la Escuela de Filosofía Indoamericana.

De su producción mencionamos algunos títulos: La Musa Galante(1919), “Los Reposos del Viajero – relatos porteños” (1919), “Novelas Breves” (1924), “A Punta de Lanza – poema épico” (1924), “Campu Ajuera” (1942), “Señales en el Rumbo” (1943),
 “De los Tiempos de antes – narraciones gauchas” (1946), La Montonera de Ahuancruz” (novela, 1950), “El Prófugo – novela de ambiente patagónico” (1959).
Incursionó en el periodismo a través de revistas de su creación como “Granjas y Estancias” (1914), y “Viracocha” (1945).
Casado con Josefa Ana Biedma, tuvo una hija, Raquel, nacida en 1911.
A la edad de 80 años, falleció el 7/12/1964

Una anécdota
Hace muchos años ¡era soltero!, en calle 50 e/7 y 8, donde hoy funciona un restaurante, en unos viejos salones, altos y espaciosos, funcionaba lo que se conocía como “Feria de Caritas”: máquinas de música con fichas, bocheta,  juegos “electrónicos” de la época, y en un rincón, sobre unos  tablones con caballetes, un amontonamiento de libros de todo tipo y tamaño. A ese rincón solía dirigirme, y un día, otra tapa que me deslumbra: una obra de Lamela que mostraba un paisano de a caballo, emponchado, atravesando una tormenta de viento y nieve. “El Prófugo” se llamaba el libro, y Molina Massey era el autor. ¡Qué obra! Ambientada en la Patagonia y protagonizada por un paisano que resultó entrerriano. Tanto me gustó, que me puse alerta para conseguir más libros de ese autor, y logré, con el tiempo y con paciencia, reunir casi todos los de temática criolla.
¡Ah, me olvidaba! Aquel encuentro ocurrió por 1975
La Plata, 26/02/2012


Nota: los datos familiares de ambos, se corroboraron en “genealogíafamiliar.net”

(Publicado en Revista "El Tradicional" N° 106)

lunes, 10 de agosto de 2015

CARLOS MARÍA CERVETTI

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 198 – 14/03/2015

Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

Hoy vamos a intentar evocar a un poeta, que con solo un par de temas se ha ganado un lugarcito en la consideración de los versos gauchos. Nos referimos a quien llevó por nombre: CARLOS MARÍA CERVETTI  – Porteño, nacido en la “patria” fecha del 25/05/1925 en la ciudad de Buenos Aires, fue hijo Doña María Teresa (desconocemos su apellido) y Don Enrique Argentino Cervetti.
Deducimos que cursó estudios en la ciudad de nacimiento, ingresando a paso seguido a la carrera militar en Gendarmería Nacional, arma abocada a la custodia de las extensas fronteras de la patria, en la que llegó a graduarse como Comandante. La mayoría de los componentes de estos cuerpos, son gente muy identificada con el yeguarizo y el mular, animales indispensables para el difícil desplazamiento por las intrincadas fronteras de selva o montaña.

Sabemos por referencias de Tonito Rodríguez Villar, quien cuenta haber disfrutado de su amistad, que en el 2° lustro de la década del ‘50, era un asiduo concurrente a la “Peña de Fanny” -apodo de Esilda Aragón, creadora de ese espacio-, en Cerrito 34, donde compartía y participaba con la flor y nata del folklore que hacía sus armas por Buenos Aires y donde seguramente alguna vez habrá interpretado “Los de Lanza y Guitarra” que había escrito hacia 1952 y que mucho tiempo después llevara al disco Miguelito Franco.
En aquellas tenidas, muy probablemente conoció a Alberto Merlo, quien luego le grabaría, alcanzando amplia difusión, su muy bien logrado poema “El Rancho”.
Sabemos de este poeta, que entre 1962 y 1964, estuvo radicado con su familia en Estados Unidos, en la ciudad de Nueva York, a raíz de desempeñarse como “agregado” en la Embajada Argentina.
Entre sus amigos recibía el íntimo trato de “Vasco”, y como tal, se lo recuerda y evoca como un “vasco buenazo”.
Una anécdota entre nosotros que lo vincula: cuando en 1981 se realizaron los encuentros tradicionalistas predecesores a los del Centenario de la Ciudad de La Plata, la Comisión Pro-Festejos de la Tradición, recibió un invalorable apoyo del gobierno provincial; allí, muy próximo al gobernador de entonces se encontraba un Comandante de Gendarmería, que se brindó por la fiesta, y a iniciativa suya fue, que a los programas de entonces, se agregara una hoja suelta, impresa en papel celeste, con los versos de, “Los de Lanza y Guitarra”, estos que vamos a dejarle ahora a los oyentes.
Antes, contamos que falleció el 26/01/1976, con jóvenes 50 años.

RAFAEL BUENO

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 53 – 14/04/2012
Con su licencia, paisano!
        Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

RAFAEL BUENO – Poeta criollo, animador de jineteadas, nació en la bonaerense localidad de Gobernador Udaondo, partido de Cañuelas de la provincia de Buenos Aires, el 31/03/1925, siendo hijo de Ramona Haidee Córdoba y Antonio Bueno.
Sus únicos estudios, los realizó hasta 3º grado primario, en una escuela rural de su pago natal. Luego, como autodidacta, se graduó en la escuela de la vida.
Hombre de campo, supo desempeñarse como boyero de tambo, ordeñador, caballerizo, carrero y también ladrillero.
Apasionado del verso criollo, hacia los 35 años de edad da rienda suelta a su propia inspiración, de la que brotan rimas que reflejan su paisaje, su propia experiencia, y lo que observara y escuchara a los gauchos reseros que conoció de chicuelo.
Fruto de esa vena creadora son los libros “Cosas Gauchas” (1968) y “Reflejos” (1979), pero sus composiciones también vieron la luz en gran cantidad de publicaciones, entre las que nombramos a: “A Lonja y Guitarra”, “Destreza Criolla”, “Jinetes y Potros”, “Pa’l Gauchaje”, etc.
Del mismo modo colaboró radialmente en “Amanecer Argentino” en Radio Mitre (1965), “Un Alto en la Huella” en Radio Argentina, (1968), “Folklore en 870” en Radio Nacional (1969), “Mañanitas Camperas” (1969) y “Buenos Días Folklore” (1981) ambas en Radio Provincia, “Pago y Suburbio” , “Como yo lo siento” en Radio Chivilcoy, “El Fogón de don Goyo” en Radio Azul, “Canto en Azul y Blanco” en Radio Universidad Nacional de La Plata, entre otros espacios.
Distintas letras de su autoría andan en la voz de los cantores criollos en fogones y escenarios desde hace por lo menos 50 años, y varias de ellas han llegado al registro grabado en las voces de intérpretes como Héctor Del Valle, Claudio Agrelo y René García, entre varios más.
Para ir cerrando la semblanza de este poeta y mentado animador de fiestas criollas, digamos que además fue un  apasionado defensor de la vida del aborigen, de allí que muchas veces sus versos aparecieran con la firma de “Yanquetruz”, claro homenaje a aquel indomable jefe indio.
Encontrándose en Lucas Gonzáles, provincia de Entre Ríos, contratado para animar un festival, se descompensó su salud, siendo trasladado primero a Nogoyá y luego a la capital Paraná, falleciendo mientras se preparaba una intervención quirúrgica, en la madrugada del 15/01/2009, a los 84 años de edad.
Por residir en Isidro Casanovas, provincia de Buenos Aires, sus restos fueron trasladados para velarse en Cochería Catalfo, de González Catán.

sábado, 25 de julio de 2015

ROQUE BONAFINA

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 71 – 18/08/2012

Con su licencia, paisano!
        Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

ROQUE BONAFINA, o Juan Roque Bonafina según su nombre completo, nació en Dudignac, partido de 9 de Julio, el 16/08/1923, en el hogar de Juana Canciani y Domingo Bonafina.
Hasta los 20 años permaneció en el campo, en distintos parajes de aquel partido; de entonces recuerda: “…crecí y trabajé en el campo abierto; las llanuras me vieron andar con mis padres y hermanos repechando amaneceres, aguantando las escarchas del invierno y guapeando los calores del verano…”.

A estos conocimientos, luego, abocado a otros menesteres, les sumó lo aprendido en buenos libros criollos y textos de historia, y opinaba: “la lectura es sumamente importante, más aún si uno tiene la oportunidad de balancear lo leído con algunas vivencias, por cuanto de esa manera no es tan fácil marearse con los espejismos de la fantasía”.
Cumplido el servicio militar se incorporó al Ejército, y a los 3 años, pidió el pase a la Fuerza Aérea Argentina en la que se desempeñó por 30 años, cuando a su solicitud se retiró con el grado Sub Oficial Mayor del Cuerpo de Comando.
Muy joven se dio a borronear papeles, y tiempo después -tendría unos 22 años-, el poeta Eusebio José Morán, lo aconsejó para emprolijar sus versos.
Pensó a estos con un sentido didáctico y quien ha podido ver alguno de sus originales, sabe que a cada uno le agregó un texto con la explicación de por qué dice lo que dice, y de alguna palabra si lo creyó necesario.
Si bien no llegó a publicar libro alguno, revistas y diarios como “Elevación”, “Quipus”, “La Capital”, “El Atlántico” y “Pa’l Gauchaje”, le dieron cabida; y a su vez, intérpretes como Carlos Vega Pereda, Jorge Soccodato, Manuel Rosa, Mario Triviño, Atilio Payeta, Rodolfo Zapata, Perla Carlino, Lázaro Moreno, le han grabado temas como “El Hilacha”, “Pa’ los que ensillan”, “La Deschalada” o “Como el chingolo”.
De sus logros literario destacamos que en 1989 obtuvo el 3º Premio en el “3º Certamen de la Décima Rural” de la audición “Entre Mate y Mate”, de LU 30 Radio Maipú, y en 2008, el 1º Premio en el “12º Certamen de la  AAET”.
Apuntemos que el 15/05/1948, en Mar del Plata, contrajo matrimonio con María Esther Pereiro; y en dicha ciudad, donde residió gran parte de su vida, a la semana de haber cumplido 87 años, falleció en la tarde del martes 24/05/2010.
Hoy, un grupo de amigos está intentando concretar un libro póstumo con su obra (*)
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(*) En 10/2013, un grupo de amigos publicó el libro póstumo "De Mis Tiempos - poemas y relatos gauchos", con tapa e ilustraciones del artista Miguel Ángel Gasparini

lunes, 20 de julio de 2015

AMIGO

Día del Amigo 2015

AMIGO

Te mando un saludo amigo:
¡que pases un feliz día!
Eso me dará alegría
y será poncho de abrigo.
Porque sé, sos como el trigo
que con su harina da el pan,
y con tu afecto y tu afán
haces la harina bendita
de darle al que necesita
tus manos, que siempre están!


miércoles, 8 de julio de 2015

CARLOS ADOLFO CASTELLO LURO (Cacho)

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 69 – 04/08/2012
Con su licencia, paisano!
        Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.


CARLOS ADOLFO CASTELLO LURO (“Cacho”).  Nació  en  Puán  el  12/08/1928.
                                     Orgulloso de sus raíces de criollos de pura cepa, allí formó su hogar junto a Nora Zanetti, convirtiéndose con el tiempo en padre y abuelo.
Argentino hasta el tuétano, reflejó su sentir e inquietudes a través de la poesía criolla, el ensayo y la investigación histórica. Hombre de formación autodidacta, era tan exigente para con los cultores del género como para con sí mismo.
Si bien su nombre recorrió camino de la mano de sus composiciones poéticas, fundamentalmente de ese “Pelajes Entreverao” que lo hermanara a Don Atahualpa Yupanqui, no llegó a publicar un compendio de sus poesías; sí publicó en el rubro novela, donde hacia 1996 dio a conocer “Los pocos y los muchos”, en la que -con conocimientos de primera mano- relata acabadamente las vicisitudes de la vida agraria de los años 40, aproximadamente; novela que fechó en su pueblo en 1992.
 Como nada de lo que tenga que ver con la cultura le era ajeno, ejerció el periodismo, habiendo publicado entre 12/1971 y 1/1975 (3 años), un periódico quincenal del que aparecieron 31 números, y que denominó “La Voz de Puán”, cuyo lema era “la pluma es la espada del alma”, expresión cervantina.
Supo en vida del reconocimiento, como que en 1969 recibió “La Flor de Cardo” de parte de la “Fiesta de las Llanuras” de Cnel. Dorrego; en 1986 estuvo ternado para el “Premio Payador” de LS 11 Radio Provincia de Bs. As., y en 1998 recibió la “Distinción Trayectoria” de la Asociación Argentina de Escritores Tradicionalistas, entre otros reconocimientos.
Ocupó la función pública en su pueblo natal donde ejerció como Director de Cultura.
Su decir poético suena sentencioso hasta cuando trata cosas simples; su voz es grave, su conocimiento criollo es grande y preciosista en cualquier forma de verso que adopte.
Además del ya citado Yupanqui, grabaron obras suyas: Alberto Merlo, Francisco Chamorro, Santiago Lettieri, Atilio Reynoso, Claudio Agrelo, Jorge Berón...
Afectado de neumonía se había trasladado para su tratamiento a la ciudad de Bahía Blanca, donde complicaciones de su salud devinieron en problemas cardiovasculares, falleciendo en la madrugada del 2 de julio a la edad de 79 años. Sus restos fueron trasladados y descansan en el Cementerio de su ciudad natal.
En coincidencia su cumpleaños, el año pasado (2011) se le rindió un homenaje que organizó Cultura de Puán y su familia, abriendo el acto la palabra de su amigo Carlos Difulvio.

FRANCISCO ANÍBAL RIU

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 15 – 25/06/2011

Con su licencia, paisano!
Acomodado en la cocina grande, junto a la venta para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.

RIÚ, Francisco Aníbal.  Nació en 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires, en 1881.
Alrededor de 1894 se establece en La Plata donde cursa estudios en el Colegio Nacional, los que continúa en la Facultad de Derecho, hasta graduarse de abogado en 1904, con una tesis que “versó sobre la Ley de Trabajo y despertó asombro e interés”.
Desarrolla una activa vida universitaria, y así lo encontramos como presidente del Centro Universitario, elegido en la asamblea del 9/06/1903.
De su estancia platense proviene la amistad  con Almafuerte, quien supo escribirle llamándolo “Mi querido hijo bueno…”.

Participa en la política de su época en el Partido Radical, representando como dirigente a la provincia de Buenos Aires ante la Convención Nacional. Fue también Presidente del Comité de su provincia, habiendo integrado la Legislatura Nacional, como diputado electo en 1914 y 1918, función a la que no llegó “premiado por manejar porotos, sino por ser una persona idónea y un sacrificado e inteligente militante…”.
Como poeta gauchesco, es autor de décimas sonoras de muy cuidada construcción, expresadas en un lenguaje más vale culto sin ser castizo, en las que demuestra su admiración por el personaje y el paisaje que con seguridad conoció en su pago natal.
En 1905 publicó su primer libro titulado “Sílex”, al que en 1911 le siguió “La musa errante”, y en 1913 “Leyendas Nativas”.
Hemos verificado que a partir de 09/1916 fue un reconocido colaborador del Semanario “La Pampa” Argentina”, de la ciudad de Buenos Aires; también sus composiciones aparecieron en “Caras y Caretas” y en “Nativa”.
En opinión del reputado Julio Díaz Usandivaras, Riú era “el mejor decimista” del país, lo que es reafirmado y ampliado por Gabino Coria Peñaloza: “…sus décimas, que le han dado fama y muy bien sentada, de ser el mejor decimista de ambas márgenes del Plata.”. Éste último, en nota que le dedica en el N° 1 de Revista “Nativa” (1924), vuelca conceptos laudatorios, desde ubicarlo como “uno de los más conocidos cultores de la poesía costumbrista” a definir sus letras de “Cálidas, rotundas, sonoras, brillantes, son todas sus composiciones… (…) Vivida es la descripción; movido y amplio el escenario; ricas y variadas las imágenes; seguro el trazo; cerrada y gráfica la cláusula y una vibración continuada desde el principio hasta el fin”.
Coronando su actividad poética, José Razzano le grabó sus décimas “Desde el alero” con ritmo de estilo, en 1917.

Falleció tempranamente el 21/06/1929, tenía 48 años.

sábado, 23 de mayo de 2015

JUAN QUIROGA

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 67 – 21/07/2012

Con su licencia, paisano!
        Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si hablamos de “Poetas Criollos… y otras yerbas”.


JUAN QUIROGA. En realidad su nombre era Camilo Haums Gómez, nacido en Neuquén el 17/06/1887, hijo de un vasco español y de Margarita Lara, hija de una cautiva.
Realizó estudios primarios en el Colegio San José de Calasanz, en Bahía Blanca.
De allí en adelante su vida transcurrió a lomo de caballo forjando una juventud aventurera y andariega.
Por 1904, con solo 17 años, abandona sus pagos con la idea de llegarse a la ciudad Capital de la Nación. Entonces se hace a la huella con una tropilla entablada, de 16 caballos recién domados por él mismo.
En los fogones paisanos se hace cantor y payador.
Después de andar una punta de años por campos de Dolores y estancias del este bonaerense como resero, domador, en las esquilas y hasta en las cosechas, cae a Buenos Aires donde, como carrero, trabaja en el relleno de los terrenos próximos a Puerto Nuevo. Así entonces, por 1920 se radica en el barrio de Parque de los Patricios. Anda por los 37 años.
Según sus recuerdos en el año 1907, en el Almacén “La Tablada”, en los deslindes de Lomas de Zamora, Almirante Brown y Quilmes, improvisó junto a Betinotti, en una de esas reuniones para juntar unos pesos, aclarando que “no fue una payada”.
El 29/04/1932, ya hombre de casi 45 años, se casa con María Cepeda, (hija de Don Lorenzo Cepeda, mayordomo de la EstanciaLa Luz” de Norberto Quirno Costa, en Bella Vista), con quien tuvo 5 hijas, viviendo afincado en Boulogne, partido de San Isidro.
A los 80 años, por 1967, con el auspicio del Círculo Tradicional “El Lazo” de esos pagos, apareció el opúsculo “Versos del Payador Argentino Juan Quiroga”, el que nos permite conocer algo de lo que han sido sus criollos decires.
Cuando le faltaban 11 días para cumplir 89 años, falleció el 6/06/1976, en la localidad de Moreno.
Vale la pena aclarar, que para hacer este informe nos hemos valido de un trabajo periodístico del recordado soguero D. Luis Alberto Flores.
Su compuesto más popular es sin duda el que se titula “El Salao”, al que a veces se nombra como “La Leyenda del Salao”, y que narra la muerte de dos reseros por 1914, pero que hoy lo descartamos por sus once décimas.