jueves, 6 de febrero de 2014

CASA DE ALMAFUERTE - Actual Museo

Sabido que “el poeta del hombre”, Don Pedro Palacios, nació en San Justo, pero también es cierto que cuestiones laborales lo acercaron a La Plata más de una vez, teniendo distintas residencias, siendo la más recordada la casa donde pasó sus últimos diez años, que se encuentra sita en la Avda. 66 N° 530 entre las calles 5 y 6.
Tras su muerte, acaecida en 1917, la casa corría un destino incierto, lo que movilizó a un grupo de vecinos a peticionar incansablemente ante las autoridades municipales, con el fin de salvaguardar el bien y protegerlo, objetivo en parte cumplido cuando en 1921 fue adquirido en remate público por el municipio; pero su salvación total se alcanza cuando constituida la “Agrupación Bases” en 1928 -quizás como un ramalazo platense del Grupo de Boedo-, ésta obtiene la tenencia precaria de la casa (a partir de 5/1929), a cambio de constituir el museo y la biblioteca “Almafuerte”. Y así las cosas, cumpliendo con lo expuesto, es también su sede y el lugar donde realizan sus actos y reuniones.
La casa, una modesta construcción de barrio con frente de ladrillo a la vista, responde al modelo vulgarmente denominado “chorizo” y corresponde según datos de catastro, al año 1885, lo que la remonta a la época, casi fundacional de la ciudad.
En la década de 1980 se reconstruyó el interior volviendo a la distribución original, ya que la misma se había alterado en época de Bases para dar cabida a la biblioteca, reubicándose ésta en otro edificio. Solo faltan las puertas interiores que comunicaban cada ambiente.
Tras la cocina (ver ilustración con planta del edificio), se encuentra restaurado y bajo techo, el horno de barro en el que el poeta cocinaba el pan que compartía con su “chusma”.
Por Ley 4412/39 la casa fue declarada Monumento Provincial, y por Decreto 932/61 el Poder Ejecutivo Nacional la nominó Monumento Nacional.
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En el patio lateral, hace ya muchos años hice los primeros ensayos de una charla hablando sobre “Bases”, y más adelante (30/04/87), en el patio techado que en la ilustración está indicado como “Escuelita…”, tuve el honor de presentar el primer libro de Víctor Di Santo, “El Canto del Payador en el Circo Criollo”, ya que su autor así lo quiso.

También recuerdo la emoción que provocaban las marchas patrióticas ejecutadas por la Banda del Regimiento 7 -habitualmente, por entonces, invitada a los actos-, que en ese ámbito modesto y silencioso adquirían sones especiales.
(Publicado en Revista "El Tradicional" Nº 90)

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