La columna de hoy la queremos dedicar a una de las
plumas brillantes que ha tenido la ciudad, cuentista, novelista, dramaturgo, a
más de ser un hombre prestigioso en su actividad profesional.
Nos estamos refiriendo a Rodolfo Domingo
Falcioni, quien como hijo de Rosa Serio y Domingo Falcioni, nació en La Plata el 24/06/1916.
Curso
todos los estudios en su ciudad natal graduándose en 1942, en la Facultad de Ciencias
Médicas de UNLP, en la especialidad de “clínica médica”.
Abocado
a su profesión, entre 1955/70 ejerció la Jefatura del Servicio de Clínica Médica del
Hospital Italiano, y vinculado a su actividad también se desempeña en la Administración Pública ,
como Director de Relaciones Públicas del Ministerio de Salud Pública
bonaerense, aunque por un breve período.
A
temprana edad incursiona en la literatura, adjudicándose en 1934 el Primer
Premio del Concurso Literario para Estudiantes Secundarios de la Provincia de Buenos
Aires.
Su
producción, que se inicia como cuentista, discurre luego con éxito por los
géneros de teatro y novela, y parte de
sus distinciones y publicaciones, es:
-
Mención Honorífica Certamen de autores Noveles -SADE-
por el libro de cuentos “Las órbitas vacías” (1948), su primer libro.
-
Primer Premio Certamen de Autores Noveles -
Ministerio de Educación bonaerense-, por “Las Máscaras” (1951)
-
Primer Premio Ministerio de Educación de la Nación , por la obra de
teatro “La Casa Sitiada ”
(1953)
-
“La
Puerta del Infierno” -novela- (1953)
- Primer Premio Nacional “Gregorio de Laferrere”, por
la obra de teatro “A través del espejo” (1957)
-
Primer Premio Provincial a la novela “El Hombre
Olvidado” (1958)
-
Segundo Premio Nacional de Literatura -trienio
1957/59- a “El Hombre Olvidado”
-
Gran Premio de Honor a su obra – SADE (1962)
-
Primer Premio Dirección de Cultura bonaerense a la
obra de teatro “Beatriz no quiere desnudarse” (1964)
-
“Educación para la salud” (1970)
Vale destacar que los derechos de sus novelas
“La puerta del infierno” y “El Hombre Olvidado”, fueron adquiridos con
intención de ser llevados al cine.
La
última de las dos novelas está ambientada en la Comandancia de Trenque
Lauquen, en las épocas de las luchas fronterizas, y todo el relato se hace a
través de la voz del Coronel Conrado
Villegas, el famoso “Toro” Villegas, con lo que la narración cobra una especial
vibración y un inigualable tono de verismo.
Al
comentar la obra, el estudioso Gregorio Weinberg apuntó que “…da la prueba cabal de su
conocimiento -profundo, minucioso- de la pampa poblada por el misterio de los
árboles y las aguadas, los animales, los pastos y las estrellas; pero habitada
también, a mediados de la pasada centuria, por indígenas maravillosamente
identificados con las plurales dimensiones del paisaje. (…) Su amor entrañable por nuestra
tierra, sus moradores y sus gestas hazañosas, las volcó en estas paginas
inolvidables de su hombre olvidado…”.
Vivió
largos años en la localidad de City Bell, en las entonces calles 11 esquina 17,
mudándose luego al centro platense (calle 46 e/14 y 15)
Falleció
en horas de la mañana del 27/11/1979 en la Clínica Ipensa , de La Plata. Tenía 63 años.
Que
bueno sería, en esta época de renacer del cine nacional, cuando tanto filman
nuevos directores, se reflotara aquella idea de plasmar “El Hombre Olvidado”
para la pantalla grande. ¿Quién dice…? Siempre hay tiempo…
(Publicado en El Día, Supl. Nuestra Zona, del 17/02/2012)