lunes, 18 de marzo de 2013

ALBERTO MERLO ¡¡ADIOS!!

Parpadeó el fogón del sentir criollo como amagando a apagarse; no había viento, pero un de repente sopló una ráfaga que aventó las cenizas desnudando el tizón…
Dirá la historia: <Un 10 de abril de 2012, murió “El Señor del Sur”>, y sin más explicaciones estará todo dicho; y es que faltan las palabras o no vienen estas al texto para plasmar el dolor del escriba, que es el mismo que hace hablar bajito a los que comentan la mala nueva.
Es que no hay marcha atrás, que la vida es así, y finalmente el desasosiego de los últimos tiempos, se cortó en un tirón seco… y ganando el campo de los cielos galopó en paz Don Alberto Merlo!
Revivirá… poco a poco se fortalecerá el tizón del fogón criollo, porque a su vera, en su entorno, mentaremos su nombre, evocaremos su canto, añoraremos su decir, elogiaremos su modo de ser; porque allí, en ese íntimo escenario ha de seguir cantando y creciendo en su canto, “El Señor del Sur”.
Ya Andino Álvarez, Cacho Castello y el Vasco Giménez -entre otros-, lo estarán poniendo al tanto de los usos y costumbres de esos pagos.
Decimos nosotros, que pocos como él han cantando y dicho las cosas de las llanuras: ¡qué señorío!, ¡cuánto gusto paisano!, ¡qué galanura auténtica para enaltecer lo nuestro! Sin pose ni rebuscamiento, con “la pata” sobre una silla y su sola guitarra (que no era de concierto), su canto era un malón, que aunque bajito, atronaba el aire con la más gaucha expresión de la intención surera.
Solo, sin grandes aparatos ni estructuras propagandísticas, paso a paso, con esfuerzo y tesón, logró labrarse un reconocimiento general en todos los públicos, que él era siempre igual, cantando para diez o para mil personas.
Ese paisano que en los escenarios era auténtico y sencillo, en la intimidad familiar y de amigos, era el “Gringo”, evocación innegable a aquellos orígenes por la “pampa gringa” santafesina, en la chacra familiar, con ese abuelo piamontés que transmitió la música y los ritmos de la “patria lejana”, pero donde sus hermanos mayores -como recordaba- “han hecho nacer este fogoncito que tengo adentro, que es esta música, sobre todo la pampeana. De ahí viene todo, uno nace en el campo y el campo le transmite al individuo, sus elementos, con todo lo que tiene ese ambiente…”.
Su amigo Carlos López Terra, payador, poeta y viola singular, que lo conocía en el detalle que da compartir el mate hogareño, lo inmortalizó en una bella poesía, “Como Lanza”, idealizado junto a su mujer y sus hijas, en un ámbito de chacra criolla que como anillo al dedo le cayo al cantor, al punto de grabarla allá por 1984 en su disco “Paisano”, como relato por milonga.
Y si de grabaciones hablamos, bien que tuvo que abrirse camino solo!, con constancia y seguridad de qué decir.
En el ya muy lejano primer disco (“Bordoneando”, se llamó), solo una milonga de Don Ata y una cifra de Hamlet, le permitían expresar su canto de llanura, pues el resto desgranaba chacareras, zambas, cuecas y bailecitos por sugerencias empresariales; pero triunfó su intención y sentir, y a partir de “Semblanza Sureña” (1967) y hasta “Pico a Pico” (1995, su quizás último disco de estudio), fue auténtica expresión del canto de la surería.
Si con algún poeta hizo especial yunta, ese fue Andino, con quien se hermanó en unas dos docenas de composiciones, pero… como olvidar a otros aparceros como Giménez, Charrúa, R. Risso, Berho, Roderico, Castello, Etchebarne, Menvielle, Boloqui, Acosta García, Cepeda…
Los que -cuando la aparición de los primeros discos- bailábamos, ¡si habremos gastado sus huellas y triunfos!, que sonaban con un fraseo musical y de canto, exacto para el baile.
Este Don Alberto inolvidable, había nacido un 2/02/1931 por lo que ya había sumado 81 años “cuando en viaje sin retorno encaró pa’ la gaucha trapalanda”.

Alberto Merlo y Carlos R. Risso,
en 13/11/2011, en la última visita...
De La Cosecha Propia

En noviembre pasado, un puñado de amigos nos llegamos a Mar del Plata, y como entre ellos estaba Manuel Rodríguez  (en cuya casa solía hacer posta Alberto cuando andaba de gira por la zona), éste llamó y habló con “Coca” -la esposa-, y en la mañana del domingo 13 le caímos de visita. Sentado en una paresita del frente de la casa, nos esperaba el hombre, y en la expresión de los ojos nos mostraba su emoción. Picamos algún chorizo seco y le hicimos el gasto a algún aperitivo, pero lo gratificante, lo inolvidable de la jornada, fue poder compartir ese momento irrepetible. “Coca” nos cantó el estilo “El Chasque”, y él, casi en cuclillas a su lado, le marcaba el ritmo con un movimiento de cabeza y en un balbuceante murmullo. ¡Qué momento!
Si algo me ha quedado pendiente, es haber escuchado en su voz alguna de mis letras, pero aunque esto no se dio, allá por 1981, en “Galopando sin apuro” incluye como milonga la letra de “Ansí lo quisiera ver”, que el poeta Benito Aranda, a modo de carta cuando el nacimiento de mi hijo, me había dedicado.
Por aquel entonces, andando Merlo por mis pagos, en unas fogoneada entre amigos después de un churrasco, escuchó el tema, y con su proverbial bonhomía, le dijo algo así al autor: “Mirá hermanito, pasame ese tema que lo incluyo en el disco nuevo…”.
Antes del disco se me apareció por la empresa en que trabajaba entonces para que le firmara algunas planillas de la discográfica, autorizando el uso de mi nombre porque en la primera décima me nombraba. Cosas de la vida… impensadas.
Cuando en la mañana del 10 Agustín López me transmitió la mala, escribí los dos cuartetos que transcribo, curiosamente en un estilo que no es el habitual
La Plata, 15/04/2012

ADIOS, ALBERTO MERLO

Se ha cortado la cuerda de una guitarra…
Quedó al aire, en chasquido, la nota pura…
Por vos “Señor del Sur”, tiembla la albura
de un día que marchito, ya se desgarra.

No podrá “la güesuda” borrar tu canto
porque fue tu destino: ¡paisano hacerlo!
¡Adios “Señor del Sur” Alberto Merlo!
Nos duele tu partida.… nos duele… y tanto…!!

(Publicado en Revista El Tradicional Nº 105)

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