viernes, 24 de agosto de 2012

DON AARÓN ESEVICH ¡Todo Un Hombre De Campo!


Aunque desde los centros difusores de cultura que tienen llegada masiva e inclusive desde los que podríamos denominar ‘la cultura oficial’ se ignora prácticamente todo lo que tiene que ver con la literatura costumbrista como si esta no existiera, aprovechamos este espacio que gentilmente ofrece “De Mis Pagos” para mostrar que la misma ha permanecido vivita y con bríos, alimentada por escritores de mucha valía, que a veces el gran publico desconoce, pero no así los seguidores del tema acostumbrados a husmear buscando páginas de criollo sabor.
Por eso en la ocasión nos ocuparemos de contar algo referido a un hombre campero que devino en escritor y apuntaló lo suyo con conocimientos y buen estilo narrativo. ¿Qué de quién hablamos?, pues de Don Aarón Esevich.
El autor vino a la vida en Rivera, partido de Adolfo Alsina, el 25 de diciembre de 1907, pero como había que hacer 20 leguas a lomo de caballo hasta Carhué para anotar el nacimiento, es que su documento acusaba el 6 de enero de 1908 como su fecha natal.
En un libro de corte autobiográfico que ya nombraremos, cuanta que se crió en “campos de Leofucó”, y ocurre que menos de 30 años antes esas eran tierras de pleno dominio aborigen.
Aarón nació en el hogar formado por Fanny Cherny y León Esevich -ambos inmigrantes-, los que alumbraron seis hijos que conocieron la vida rural y de los que se preocuparon por su educación. Así fue como Aarón a los 16 años fue enviado a la Escuela Nacional de Agricultura, establecimiento con sede en Casilda, Santa Fe, de donde egresó en 1927, pero que pese a haber presentado una tesis sobre los trabajos rurales de la estancia que fue aprobada, nunca más volvió al Colegio a rendir el examen final, por lo que le faltó tan solo un trámite para convertirse en “Administrador Rural”.
En 1928, debuta como ‘practicante’ en la Estancia “Las Calaveras” de D. Ramón Arano. Luego, y siguiendo sus propias palabras “…me emplee en la sección estancias de la firma Bunge y Born donde permanecí hasta el año 1934…”. Su primer destino fue la EstanciaLa Catalina” en Estación Diego de Alvear: “…una de las que tiene más vacas y ovejas de la provincia…”; posteriormente será segundo mayordomo en la EstanciaLa Pradera”, en Las Varillas, Córdoba, y de allí continuará en “La Verde” en la misma provincia.
Pero la crisis económica de los años 30 lo trae de regreso al predio familiar, dispuesto a salvar la difícil situación del momento.
Así podríamos seguir detallando su vida de continuos laboreos rurales y vida de estancia como lo fue hasta el fin de sus días. Pero queremos mostrar al escritor, ese que supo llevar al papel todas esas vivencias.
En octubre de 1952, trabajando con el lazo en una yerra en su estancia, es atacado por un terrible dolor en la pierna izquierda por el que “debí someterme a un enérgico tratamiento médico con prohibición absoluta de andar en mis cosas debiendo permanecer en Buenos Aires durante ocho meses. Alejado de mi ambiente pude observar ese medio con ojos de observador que mira a distancia consiguiendo así un más amplio enfoque. Entonces fue cuando sentí imperante necesidad de escribir, al ver a pesar mío que el país corre el grave  peligro de perder su principal patrimonio: el genuino hombre de campo”. ¡Y así nació el escritor costumbrista!
Su primera obra fue “Un Hombre de Campo”, con pie de imprenta en 8/1955 y sello de Santiago Rueda Editor, con tapa ilustrada por Eleodoro Marenco e interior por Tito Saubidet. ¡Qué lástima que hoy sea inhallable! Su relato es una experiencia de vida, una experiencia en la vida rural de la primera mitad del Siglo 20 entre el gauchaje de entonces y las siempre ásperas tareas del campo. Pero lo notable es la manera en que supo narrarlos: estilo ágil, despojado de vanas retóricas, y llegador por lo sentido y sincero.
No hay mal que por bien no venga, dice el adagio, y uno puede pensar que de no haber mediado aquella dolencia, quizás nunca hubiese pensado Esevich en escribir los otros tres libros que publicó.
Estos son: “El Padentrano”, con ilustraciones de E. Marenco, editado por Peuser en 7/1958 (este fue el primero que leímos y que nos motivó a seguir los rumbos de su obra); “Rumbeando”, ilustrado por Julián Althabe y publicado por Ed. Kraft en 8/1968; y por último “Campos de Afuera” impreso por A. Peña Lillo en 10/1974 con una aguafuerte de Castells Capurro dando vigor a la portada.
Leer las novelas de Aarón Esevich es compenetrarse de un medio rural auténtico, palpable, descripto por uno de sus propios actores.
Un importante apoyo en su vida campera y en la de escritor resultó, sin duda, su esposa Bita Kramer, que siendo una joven porteña, allá por 1938 se casó con ese hombre de 30 años junto al que se haría una mujer acostumbrada a los avatares rurales y luego, la revisora de sus escritos.
En 1981 cuando la Lotería de la Provincia imprimió una serie de sus billetes con cascos de estancias, en el sorteo del 27 de febrero apareció la suya; dice el epígrafe: “Estancia ‘El Recado’, en  el deslinde de los partidos de C. Tejedor y Pehuajó”; agregamos nosotros, zona de J. J. Paso.
Nos parece apropiado cerrar con una reflexión suya sobre los hombres de campo que fueron sus compañeros de tareas: “Nobles corazones de varón; nunca les di una orden cuando estuvieron bajo mi mando; una insinuación sobre lo que había que hacer tuvo, para esos caballeros de espuela y chambergo requintado, la misma fuerza que la orden de un dictador”.
Don Aarón falleció en Santa Rosa, La Pampa, el 17 de julio de 1988.
La Plata, 14 de octubre de 2000
(Publicado por Revista De Mis Pagos Nº 13 - 11/2000)

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