viernes, 6 de julio de 2012

SAUBIDET - ¿Pa' hablar en gaucho?


¿Pa' hablar en gaucho...? ¡TITO SAUBIDET!

Para quienes gustan interiorizarse en los pormenores de la antigua forma de hablar y las expresiones del hombre de la campaña pampeana, o para quienes buscan aclarar voces encontradas en textos de cuentos, novelas y poesías, hay un libro que les resulta de suma utilidad por lo esclarecedor, didáctico y educativo; esa obra se titula “Vocabulario y Refranero Criollo” y es su autor Tito Saubidet.
Es el suyo un nombre y apellido fácilmente identificable entre la gente amante del tradicionalismo, pero poco se conoce de él más allá de que es el autor de la ya citada obra. Entonces, rastreando datos, es que trataremos de trazar una semblanza evocativa.
Tomas María Saubidet Gache, tal su verdadero y completo nombre, vino a la vida en Buenos Aires, el 19/04/1891, en el matrimonio de Tomasa Gache Solveyra y Alberto Saubidet Díaz de Vivir, manteniendo en su niñez un íntimo contacto con la vida rural “...en campos del sur de la provincia” según su propio decir, donde supo seguir el rumbo que le marcara su tío y padrino, Don Santiago Luro.
Cursadas las escuelas primarias y secundarias, inició estudios universitarios en la Facultad de Ingeniería, pero al ser beneficiado con una beca del gobierno nacional, viaja a Europa y se gradúa en la Escuela Especial de Arquitectura de París, Francia, en la que luego dictará cátedra por más de 10 años (1918/1930).
Ya en Europa, es entre los años del primer conflicto bélico (1914/1918), “corresponsal de guerra” para un medio periodístico colombiano. Acá vale acotar que dibujos y acuarelas de su autoría representando escenas de dicha guerra, integran la sala Leblane, del Museo de Guerra, en el Palacio de los Inválidos de París.
Dedicado a las artes plásticas desde temprana edad, obtiene en 1914 el Primer Premio en el “Concurso de Afiches para el Salón de Artistas Humoristas de París”. Años después resulta Diploma de Honor, primero, en la “Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industrias Modernas, de París (1925), y también en la “Exposición de Bellas Artes de Burdeos”, Francia (1927).
Con motivo de la presentación de Carlos Gardel en el Teatro Florida de París, en el año 1927, Saubidet, realizó siete grandes decorados al óleo para la escenografía. Así también confeccionó seis grandes decoraciones y la construcción de pabellones y restauran -entre otras dependencias-, en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla, en 1929.
Pero no habría de quedar allí la actividad cultural de éste argentino, y tras el largo periplo europeo, al sentir el llamado ancestral de la tierra, regresa a la Patria (aproximadamente 1931), para dedicarse de lleno a la actividad rural, para volcar su actividad plástica a lo telúrico, y por último, para incursionar en la literatura costumbrista con una obra que lo ha trascendido.
Se vincula al quehacer gauchesco y hacia enero de1937 sabemos que registraba como “socio especial” del Círculo Tradicional “Leales y Pampeanos” de Avellaneda.
Ya en suelo bonaerense, al decir de Justo P. Sáenz (h) -su amigo-, se somete a un “...voluntario aislamiento de tres lustros en el fondo de los campos de Tapalqué (...) Allí a caballo, de poncho y botas, cantándole al oído el susurro de la brisa entre el cortaderal, rememoró el ambiente que conociera en su niñez y cuyo recuerdo siempre había guardado con unción de convencido (así) se reencontraba con su espíritu”.
Vuelca entonces toda la técnica de la pintura adquirida en la vieja Europa, para reflejar en el lienzo escenas camperas de un verismo que asombra sacando de su paleta los colores exactos de una realidad solo posible de captar por quien conoce, quiere y respeta las cosas gauchas, por encima de ser un buen artista.
Fruto de esta actividad creadora son cuadros como “Volviendo con la tropilla”, “Echando al medio”, “La tropa”, “Un resuello y un mate”, “Abriendo la tranquera”, “Acomodando los cueros” o “Para el palenque”, entre muchos más.
En este aspecto realizó exposiciones en la Galería Moody, como por ejemplo las tituladas “Motivos Camperos” (1937) y “Motivos Gauchos” (1938); también expuso en Viau, Van Riel, Vieux París y Witcomb (74 cuadros en 1952), todas de Capital, sin olvidar sus muestras en Barcelona, París, Bruselas y Londres.
Esta actividad lo llevó a ilustrar la edición del Martín Fierro de Domingo Viau, habiéndose utilizado obras suyas para la ilustración de otras obras como lo son “Pelajes Criollos”, de Emilio Solanet y “Un Hombre de Campo”, de Aarón Esevich.
Hombre de aguda observación, de su contacto directo con peones, reseros y domadores, no solo obtuvo material para sus cuadros, sino que además, según él mismo nos cuenta: “...teniendo la suerte de observar en mi niñez gauchos auténticos, de los que ahora quedan pocos (acotamos que esto escribe en 1943) así pude conocer sus usos y costumbres, y apreciar la belleza, exactitud y originalidad de su lenguaje”. (El destacado corre por nuestra cuenta).
Esto último lo llevó a compendiar las voces y expresiones que consideró más importantes, y que hacen, según su afirmación: “a voces y modismos observados en usos y costumbres de los paisanos de la provincia de Buenos Aires en su zona sur”, ya que da por descontado la existencia de voces y modismos distintos en otras regiones del País.
En el último párrafo de su “A modo de prólogo”, le agradece el aporte a Don Julio Casares, estanciero criollo de Tapalqué; y al respecto, en conversación que mantuvimos con Omar Menvielle (“Moro”, para su familia y amigos), hijo del notable poeta, nos contó que sabía por su padre, que Casares, un hombre muy criollo y conocedor de cosas de antes, y “muy buen pialador”, fue una de las fuentes principales y que su aporte fue más que importante.
Favorecido por su condición de dibujante, acompañó profusamente con demostrativas ilustraciones, el significado de las palabras, enriqueciendo la obra.
Su libro “Vocabulario y Refranero Criollo”, fue publicado por la Editorial Guillermo Kraft Ltda. en 1945, apareciendo en un lapso de 15 años, seis ediciones; siendo luego reeditada por Librería Editorial Palumbo, y más recientemente por Letemendía Editor.
Creemos que esta obra, junto a “Habla Gauchesca” de Mario Aníbal López Osornio, a”Voces y Costumbres del Campo Argentino” y “Diccionario del Martín Fierro” de Pedro Inchauspe, y la muy reciente -2004- “El habla paisana” de Rafael D. Capdevila, constituyen la base indispensable para conocer sobre la exacta forma de expresarse de nuestro hombre de campo. Y al respecto acotamos una última frase del autor:  “No debemos menospreciar el habla rural; si la estudiamos con empeño y cariño sacaremos de ella una grande y útil lección. El paisano, dentro de su restringido campo ideológico, tiene un léxico pobre y limitado, pero en la expresión de sus ideas lo usa con una precisión y sobriedad que no posee la mayoría de los escritores de la ciudad, que aún no han sabido libertarse de la verborragia  peninsular”.
Este arquitecto, pintor, ilustrador, recopilador y sobre todo ¡gaucho de espíritu!, falleció en la  localidad de Olivos hace ya medio siglo, el 19  abril de 1955.
La Plata, 24 de mayo de 2005
        
Nota: La base de este artículo, ahora corregido y aumentado, apareció en Revista”Pa’l Gauchaje” Nº 23, en   7 /1987.
 Fuentes de información: 
Revista El Caballo Nº 105 (10/1952) y Nº 136 (5/1955)
Quién es Quién en la Argentina
Gran Enciclopedia Argentina, de Diego Abad de Santillán
Charla con Omar Menvielle (h), el 19/09/2000
(Publicado en Revista De Mis Pagos Nº 21)

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