domingo, 16 de mayo de 2010

LA MONTONERA de Ensenada




Dado que el 22 de mayo de 2010, esta agrupación gaucha cumple 70 años, es bueno recordar esta nota escrita cuatro años atras.



Que el tradicionalismo es un sentimiento con raíces profundas, es innegable; y que el movimiento tradicionalista se sustenta en instituciones serias y bien constituidas, es una verdad que no necesita explicarse.
Y en las vecindades de la Capital de la provincia, la Agrupación Tradicionalista y Campo de Pato “La Montonera” de Ensenada, cumple con los principios antes mencionados. Y esto que es hoy presente y pujanza, arranca en un ayer del que ya nos separan sesenta y seis años.
Promulgada la Ley 4756/39 que instituyó el “Día de la Tradición”, la “Agrupación Bases” se aboca a la creación de una entidad que se encargue de difundir el ideario de la tradición y promueva la creación de “fortines gauchos”, y es esta la Federación Gaucha Bonaerense nacida al despuntar el año 40, y allí nomás -sobre la pata- un grupo de paisanos ensenadenses que ya había colaborado con “Bases”, un 22 de mayo de 1940 funda en la zona rural próxima a la Ciudad de Ensenada (entonces partido de La Plata, desde 1882 y hasta 1957), la Agrupación Tradicionalista “La Montonera”, entidad primigenia y señera en un antiguo “pago gaucho”.
En un campo del Ministerio de Asuntos Agrarios, donde como encargado se desempeñaba José Ortelli -paisano emblemático de aquel momento-, en vísperas de la fecha patria se reúnen un grupo de hombres de a caballo que decididos a aunar esfuerzos en pro de aportar institucionalmente al significado del recién creado “Día de la Tradición”, se amalgaman abriéndole la tranquera a la primera agrupación gaucha del distrito Capital, naciendo así, bajo un nombre que evoca a aquellos hombres, hijos de la campaña, que tras la figura carismática de un jefe natural –el caudillo-, estuvieron en todas las luchas que a lo largo del Siglo 19 se desarrollaron en pro de forjar una nación soberana, y que la historia recuerda como “las montoneras gauchas”; y parece que en aquella ocasión, reunidos ya una treintena de hombres, vieron por el camino acercase a tres paisano más lo que hizo que alguien exclamara “¡ya somos una montonera!”. Y así nació entonces, como “La Montonera” de la Ensenada de Barragán.
Transcurridos ocho años, deben entregar el campo en que habían nacido y donde desarrollaban sus actividades, y a la zozobra del primer momento, le sigue el reiniciar la lucha cuando D. Ramón Carnagui ofrece en préstamo 6 has. de campo, linderas al Club Petirossi, en la zona que hoy se conoce como “Villa Tranquila”.Y allí se instalan. Se han acercado “al pueblo” pero conservan su empaque gaucho.
En ese retazo decampo permanecerán hasta 1952, y dos años después se instalan en forma definitiva en el predio que hoy ocupan, donde han crecido y se han consolidado.
Sobre 10 ½ has. se desparraman: el campo de destrezas -que ocupa casi 3 has., perfectamente alambrado y con acogedora sombra sobre dos de sus lados-; los corrales, mangas y embarcaderos; el salón para las actividades sociales y culturales que se desarrolla sobre 360 m2, sin contar los sanitarios, la cocina, la pulpería y la secretaría; el tinglado para los asadores cubre un espacio de 10 x 20m; y una pulpería próxima al campo de destrezas que ocupa 80m2. A esto habría que sumarle la casa del casero y la hermita que cobija a la Virgen, en cuyas paredes se desgranan las placas recordatorias de aquellos socios y amigos que ya no están.
Y por si esto fuera poco, el empuje de la Comisión Directiva vigente ha encarado otra gran construcción -cuya estructura ya se encuentra erguida-, destinada a contener todos los carruajes de la institución, y a dar cabida a la Capilla que permita realizar las ceremonias religiosas de un bautismo, una misa o un casamiento, llegado el caso.
Y la columna de su haber no termina allí, pues debe ser “La Montonera” una de las pocas agrupaciones -si no la única- que tiene su propia caballada de reservados para los días de jineteadas.
Finalmente, en 1979 se obtiene la definitiva posesión de las tierras fiscales ocupadas, cuando ser procede a la firma de la escritura traslativa de dominio. ¡Un sueño cumplido!
AQUELLOS COMIENZOS
Volviendo sobre el lazo a los años primeros, recién en 1943 se constituye la Comisión Directiva como Dios manda, resultando su primer Presidente el Dr. Raúl Chávez, Presidente Honorario D. Lucio González y Mayordomo José Ortelli.
Ya por 1942 cuentan con “equipo de pato”, siendo una de sus primeras formaciones la integrada por José Di Rienzo, Demetrio Oliva, Estanislao de la Vega y Luis Carnagui. Y en este deporte también son pioneros en la zona, habiéndolo sumado a las corridas de sortija, jineteadas, yerras y las actividades sociales de salón, como que establecidos de su primera mudanza se formará su primer Conjunto de Danzas Nativas.
La práctica del “deporte nacional” hará que -deshojando el almanaque con el andar del tiempo-, al sumarse a la Federación de Campos de Pato, deba variar su denominación, ya que era necesario que la expresión figurase en su nombre, y así es que su actual nominación es “Agrupación Tradicionalista y Campo de Pato La Montonera”, hecho que ocurre hacia fines de la década del 60. Esto también le sirve como aval para seguir ocupando ese predio fiscal.
Y la institución crece. Es que sus dirigentes, socios y colaboradores le roban horas a la familia y al descanso: que levantar paredes, que blanquearlas existentes, que colocar postes y tirar un alambrado, que encerrarla caballada, que arreglarla para presentar los reservados en forma prolija, que hay que organizar un viaje o preparar la próxima fiesta, o que hay que colaborar con algún jardín de infantes, una escuela o el Hospital del partido, porque entre otras cosas, “La Montonera” es la Entidad de Bien Público Nº 2 de la Ensenada.
Y como si eso fuese poco, esos hombres toman para la Agrupación créditos a su nombre, y llegan al extremo de hipotecar sus viviendas para obtener medios que les permitan seguir creciendo y afirmarse.
Rememorando las principales cabezas de cada una de sus Comisiones, al ya citado Chávez, agregamos otros presidentes: Alberto Lastra, Antonio López Osornio, Mario de Olano, Rodolfo Goñi, Omar Lacay, Luis Carnagui y el actual, Juan Carlos Ameghino, con su primo “Pepe” Ameghino como Mayordomo y Gustavo Astorari como Capataz.
DE MÁS ACÁ
Algunas fechas se han hecho “tradición” en “La Montonera” más allá de la reunión aniversario, y está la “jineteada del aficionado” del 1º de mayo; la marcha por tierra a Luján para participar de la célebre “Peregrinación a Caballo”, y la “Semana de la Tradición” de noviembre, con exposiciones, reuniones folclóricas, conferencias, y dos días de destrezas criollas.
También asiste con regularidad a los grandes encuentros del “Día del Gaucho”, habiendo recibido en dos oportunidades la distinción como mejor agrupación otorgado por la Asociación Criolla. Aportando a la cultura, en su sede se dictan cursos de platería criolla, guitarra y danzas nativas.
Y no puede dejar de citarse que en 1985, aceptando un desafío de Víctor Di Santo y Pepe Curbelo, organizó el Primer Certamen de Payadores Noveles que sirvió para abrirle rumbo a varios intérpretes hoy reconocidos; y al año siguiente concretó un gran Encuentro de Payadores Rioplatenses.
Desde aquel primer partido de pato contra “El Carmen” jugado en el campo del Histórico Fuerte de Barragán en 1942, y desde aquella primera gran fiesta criolla a beneficio de los afectados por el terremoto de San Juan en 1943, mucha criollería y mucha tradición ha palpitado en la vida de “La Montonera”, y por lo que se ve y aprecia, habrá de seguir latiendo hacia el futuro, que una institución, nace con la grandeza de un sueño; luego se hace grande con el esfuerzo, el sacrificio y la dedicación de quienes la soñaron y quienes heredaron ese sueño. Y así es “La Montonera”.
UNA REFERENCIA FINAL
El campo de “La Montonera”, su entrada principal y su embarcadero, dan el frente al Camino Rivadavia que une a Ensenada con La Plata, y ese camino que para los viejos lugareños es “el camino blanco”, es la misma huella que Bernardino Rivadavia mando mejorar para tener un seguro acceso al viejo Puerto de la Ensenada. Como la misma atravesaba bajos y bañados buscando las lomas de la Ensenada, hubo que rellenar y aterraplenar, y para hacerlo se recurrió a la abundante conchilla de la zona, dándole un aspecto especial que hizo que se lo conociera por “Camino Blanco”.
Y a esa histórica senda da su frente la gaucha “Montonera”.

(Publicada en el N° 75 de Revista El Tradicional)